Hay dos formas de comprobar si has entendido alguna materia a fondo. Si se trata de conocimiento teórico puedes enseñarla y así enfrentarte a las preguntas de los alumnos. Si se trata de una materia más práctica puedes buscarte un caso real e intentar cambiar el desarrollo o el resultado final. De esta forma las matemáticas se aprenden mejor explicándolas, mientras la cocina requiere que le metas mano a los ingredientes de la próxima cena.
Tu vida se parece más a un reto de cocina que a una formula de matemáticas. Si quieres entenderte mejor a ti misma no es suficiente conocer la procedencia y los detalles de cada una de tus vivencias y características. Llegará el momento en el que tendrás que empezar a experimentar con tu propia forma de entender la vida, aunque corras el riesgo de equivocarte.
Convierte tu creencia en un experimento para comprobarla
"Es que, yo soy así" es una de las excusas más comunes cuando se trata de las necesidades de cambiar el propio día a día. No niego de que haya personas que les cuesta más o menos levantarse temprano o que prefieren un deporte en equipo a mantenerse en forma en solitario. Sin embargo, estas conclusiones solo las puedes sacar si has probado la alternativa.
"No podría vivir con 33 prendas." "Nunca conseguiría correr 10km seguidas." "Es que llevo el desorden en los genes." - Son frases reales de personas que medio año más tarde han conseguido comprarse un armario más pequeño, triunfar en su primera carrera y convertir su despacho en un entorno que da ganas de trabajar. ¿Su secreto? Las tres han decidido convertir sus ideas en un experimento para verificar si realmente "no podrían nunca".
El experimento como herramienta de mejora: experimentos planificados
La gran ventaja de los experimentos (o, llámalos retos) es que pueden fallar. Y si fallan, no pasa nada. De hecho, se supone que una parte de tus experimentos no funcionen, y cuando esto ocurre el problema no eres tú. El problema es que aún se puede mejorar el diseño del planteamiento.
Para diseñar tu propio experimento puedes escoger dos puntos de partida: una creencia tipo "yo soy así" (desordenada - dormilona - siempre atrasada - estresada) o un reto en concreto que "nunca podrías" (reducir el número de tus prendas - comer comida vegetariana durante un mes - vivir 21 días sin quejas - crear una rutina matutina nueva). Si has escogido una creencia, tendrás que definir los parámetros que "demuestran" que tu eres así. Estos son los parámetros que intentarás cambiar en las próximas semanas. En el caso del reto, la definición normalmente ya está incluida en la descripción.
Y ahora empieza el experimento, con intervención activa de ti como maestra del laboratorio. ¿Cómo puedes diseñar tu experimento? O sea, ¿cómo tienes que cambiar tu entorno para realizarlo? ¿Qué ingredientes (actividades / accesorios) son necesarias para probarlo? ¿Cómo puedes alterar el diseño si no te funciona a la primera?
Y si tenías razón - experimenta con el ambiente
Quizás te das cuenta después de muchos experimentos que realmente no eres persona antes de las 9:00 y que por el bien de la humanidad es mejor que no madrugues. Y eso está bien. Ahora tus experimentos girarán alrededor de convertir tus mañanas en compañía en algo que tu entorno pueda sobrevivir sin que el día se convierta en un infierno.
¿Puedes cambiar tu horario de trabajo para poder levantarte un poco más tarde? ¿Puedes cambiar el desayuno en familia por la cena en familia para sí tener un punto de reunión, pero sin mal humor? ¿Existe alguna música que te alegra la mañana? ¿Que pasaría si te duchas por la noche para poder ganar media hora por la mañana?
La vida es un experimento. Tu vida es tu experimento. Si quieres cambiar algo, no te conformes con el status - crea tus propios retos y encárgate de tu propia realidad.