Revista Cocina

Tui, emoción, ¿y después?

Por Mfb67

Por segundo año consecutivo tuvo lugar en el Claustro de la Catedral de Tui, en el límite norte con Portugal a orillas del río Miño, el salón A emoción dos viños, organizado por la Viñoteca de García y Antonio Portella, con la colaboración de la Asociación Gallega de Sumilleres. En su primera edición logró, con creces, lo que prometía, emoción. El de 2011 fue un junio tórrido y el Claustro sirvió de refugio fresco y sobrecogedor. Los jardines emanaban aromas a tierra y verdes mientras perseguíamos la sombra para catar con tranquilidad escuchando músicas divinas. Conocí entonces a unos viñerón que me emocionaron por sus vinos y por cómo son, y este año volví a verlos.

A emoción dos viños. Tui 2012.

La emoción la provoca tanto el descubrimiento como el reconocimiento. El año pasado tocó descubrir; este, además, reconocer. Llegamos con Marc a Porto porque era mucho más económico que volar a Santiago o a Vigo, cogimos el coche de alquiler y condujimos hasta Tui. Yo le iba contando lo preciosa que me había resultado la ciudad, la Catedral, su Claustro, la fortaleza de San Telmo antes vigilante de la frontera natural con Portugal, ahora un Parador espectacular, del que recomiendo estar siempre al tanto de sus promociones. Al otro lado del Miño, Valença.

Sólo había estado una vez durante unas pocas horas y hacía un año, pero fue como llegar al lugar en que nací y reencontrarme con los amigos de toda la vida. El abrazo con Marina, una de las grandes artífices de esta emoción, mujer trabajdora y con una energía vital impresionantes, toda canalizada en aquel pequeño pueblo de frontera, donde por cierto hay más bares y vinerías, que gente.

No tengo una relación igual con cada productor. Hay algunos con los que tienes más piel que con otros; algunos que son más fáciles de conversar que otros; algunos que juegan en unas ligas y otros, en otras. Seré injusta y me quedaré, de entre los 25 productores de este año, con una pareja y tres individualidades. Porque no pudimos visitar a todos y mucho menos catar cada uno de sus vinos y porque como decía antes, se producen estas afinidades naturales.

José Luis Mateo y Joao Roseira, es una pareja que resume toda la emoción. Tienen una sintonía similiar, aunque sus vinos sean diferentes. Uno produce en Monterrei, el otro en Douro. Uno es un invetigador de variedades, el otro es heredero y embajador de una tradición de estirpe en Oportos, como dice Antonio Portella, Joao tráenos co seu abraço agarimoso a familia dos infantados, para descubrir de xeito directo e limpo o carácter dunha paisaxe Patrimonio da Humanidade.

Se puede hablar con ellos, hacerse amigo, comulgar con sus vinos y los de otros, porque estos son los primeros en coger la botella de otro productor y presentártelo con un conocimiento de causa extraordinario. Tienen angel que no se cultiva, ni se hereda, ni ná. Son seres elevados. Hay que cuidarlos, seguirlos, escucharlos, catarlos, y sobre todo, dejarse envolver, por ese tiempo breve que compartimos, por su serenidad que viene de tiempo lejano. Son almas de sabios que van ocupando cuerpos hospitalarios. Podría escribir tanto más y no agregar una gota. Si se puede, conocerlos, y para un buen amante del vino es, si se me permite la prepotencia, casi una obligación beber de sus vinos. Todos.

Dominique Roujou de Boubee. A emoción dos viños. Tui 2012.
Xose Lois Sebio. A emoción dos viños. Tui 2012.

Tres individualidades, Dominique Roujou de Boubee, Xosé Lois Sebio y Luis Anxo. El primero un gabacho injertado en la Ribeira Sacra, el segundo un gallego pijo, educado, de tradición familiar intelectual instalado en Ribeiro, el tercero, un tipo reservado, con un gran conocimiento del territorio pero sobre creador, con diferencia, de los mejores, más honestos y complejos vinos de Ribeiro, tanto blanco como tinto. Los tres, docentes natos, enamorados de su profesión, de la tierra que trabajan y del producto que logran. Despliegan sus mapas, materiales y mentales, y son capaces de hacerte un recorrido palmo a palmo, terroir a terroir, capaces de determinarte la diferencia de dos o tres grados entre un bancal y el que le sigue en altura. Son técnicos que sin embargo emocionan. Y esto ya es muy importante hoy para mi.

Tui, emoción, ¿y después?
Tui, emoción, ¿y después?

De la visita a Luis Anxo subrayo además algo extremadamente inusual. Para presentarnos sus vinos selección, escolma en galego, abrió una botella de vino blanco de 2001 y una de tinto de 2000. Ahí hay cojones. Una experiencia única y muy rara la de poder probar vino “viejo”, el que está en botella por lo menos desde hace 10 años. Entonces puedes atisbar el recorrido del vino, puedes pensar en las fuentes de inspiración del viñerón, puedes pensar en el resultado de una añada y en el enfoque de un trabajo. El vino es tiempo y el tiempo del vino lo vivimos esta vez en esta circunstancia, visitando a Luis Anxo en su bodega de Arnoia. Por lo demás, Luis se ve tímido, reservado, gallego bah, pero cuando se abren esas botellas y sale el genio escondido, sus vinos hablan por él.

Voy constatando mi aprendizaje dentro del mundo del vino a medida que puedo establecer mojones y avanzar. Visitar estos salones y poder tener unos minutos de conversación con estos viñerón, son la posibilidad de aprender, de sembrar y cosechar conversaciones. Son la manera de ir componiendo un panorama del mundo del vino que puede ser en el caso español, muy dinámico en algunos aspectos y muy complicado, que no complejo, en otros.

¿Qué le pido a un salón como el de Tui como amante del vino pero también como agente económico de vocación dinamizadora?

- Que esté más tiempo abierto, acaso un día más, por la cantidad y calidad de los viñerón que convoca;
- Que el amante del vino que acude al salón pueda comprar directo a los productores;
- Una oferta gastronómica que redondee el evento a la vez que mantiene a los asistentes envueltos en su red.

¿Qué desafíos sospecho que puede presentar esta lista de deseos?

Puede despertar suspicacias a la hora de la comercialización, pero no veo porqué.
Si asumimos la lejanía entre el consumidor y el creador de vino por diferentes factores, podemos asumir la proximidad como una oportunidad de oro para cerrar el círculo promoviendo la venta directa. Pago la entrada, pruebo vino, compro los que me han despertado curiosidad y los que confirmo que me encantan.
Si, claro, pero y la organización, ¿en qué se beneficia de esto?
Veo por lo menos dos consecuencias positivas, una más inmediata que otra. La primera es que, de la venta del vino en el salón, un porcentaje vaya para la organización; la otra es fidelizar clientes, seguidores, promover un deseo anual de peregrinación.
Esto es lo que sucede con otras ferias y salones fuera de España. Nombraré uno en Francia, pero seguro que se pueden agregar más a mi pequeña lista: el salón de vinos de Ampuis, una celebración del vino de Côte Rôtie, que se organiza desde hace 80 años (acaso pararon durante la guerra).

Ampuis, es sencillo, instalado en un polideportivo, donde cada productor dispone de su stand y espacio para almacenar unas cuantas cajas. En el acceso al recinto, en una explanada de unos 100 metros cuadrados, se instala la oferta gastronómica: quesos, embutidos, panadería, pastelería, trufas, aceites, cervezas artesanas, escargotes. La entrada vale 8€. La comida según te guste un bocata o un crêpe de trufas. Y mientras sacias tu apetito eres testigo de un tránsito pesado de chicos que cargan los coches con cajas y cajas de vino de personas que tienen esta dinámica de consumo. La cuadratura del círculo. Seguramente estoy hablando de dinámicas que pueden aparecer complicadas de perpetrar en España. Mi preguntá es ¿por qué? Y me encantarían respuestas, conversación, debate y evolución.

A emoción dos viños. Tui.

Lo dije antes y lo repito. Mi intuición creativa, mi caos mental que deviene un orden determinado, mi disposición a mantener más o menos bajo control mi ignorancia, me indican que el salón A emoción dos viños de Tui está destinado es ser un lugar de peregrinaje. Tal vez no necesite nada más de lo que propone ahora. Tal vez sea interesante considerar esta personal lista de deseos… Aquí la dejo con todo mi reconocimiento a una tarea dura y muy poco reconocida.

Gracias Marina, Antonio y demás cómplices. Bicos, saudades y morriña até o próximo ano.

Fuente: Observatorio de vino
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