Revista Viajes
Pongo fin al sucinto inciso que me llevara hasta los sagrados recintos benedictinos del monasterio de El Paular y, como por arte de magia, me materializo nuevamente en China para poner rumbo al condado de Changping, donde me esperan 80 km2 de tumbas de la dinastía Ming, construidas entre 1409 y 1644.
A los pies de la montaña de Tianshou fueron enterrados 13 de los 16 emperadores de la eximia dinastía, permanentemente citada a lo largo de mis crónicas viajeras. Este lugar que hoy visito fue declarado Patrimonio de la humanidad por la Unesco en el año 2003; y no es de extrañar. Es la sensación que me queda cuando camino a través del Changling, el fascinante camino sagrado flanqueado por evocadores sauces llorones y enormes estatuas de piedra de animales, algunos mitológicos, o guardianes.
Las estatuas fueron construidas entre 1436-38 por el emperador Zhengtong.
Observo que miran hacia abajo… es una señal de deferencia y respeto hacia el emperador. Hay exactamente 36 estatuas. Comienza la tradición de las efigies con la dinastía Qing, queriendo con ello simbolizar el estatus del emperador enterrado.
Son impresionantes las lápidas que recorren el sendero con los nombres de los emperadores grabados. También la enorme estatua de la tortuga con cabeza de dragón, una alusión directa a la gran longevidad del reptil quelonio y al poder del dragón.
Si bien este lugar verá sus albores con el emperador Xuande en 1435, será en 1540 cuando se precisen urgentes reconstrucciones bajo el mandato de Jiajing. Parezco liliputiense cuando me encaro a la lápida Soul Tower, reconstruida entre 1785-87 y enmarcada en piedra.
Es muy interesante también pasear por la zona antigua, delatada por los tejados grises de las casas: restaurantes, gentío abrumador, turistas me salen al paso, acaso deleitándose también con las idílicas panorámicas que me ofrece el lago artificial Houhai, en el área de Schichahai. Es especialmente hermoso este lugar cuando se alumbra de colorido al llegar el ocaso.
Si queremos acercarnos a una zona mucho más comercial, podemos apearnos en la estación de metro de Wangfujing, línea 1. Aquí es fácil toparse con comidas “anómalas” bastante atípicas para el europeo tradicional: caballitos de mar, escorpiones, hormigas, tarántulas, gusanos y toda suerte de insectos inclasificables.