Más pronto o más tarde, depende de la suerte que tengas, llega un momento en la vida en el que te enfrentas a la muerte de alguien cercano, muy cercano.
Antes de ese día, al pensar en la muerte, uno supone que su mente estará llena de grandes pensamientos, de ideas trascendentes con las que intentará dar sentido a la muerte, a la enfermedad, al dolor, al vacío. Llegado el momento, te sorprendes al comprobar que junto con esos sentimientos trascendentes y aterradores, por tu cabeza pululan un montón de ideas aparentemente tontas, que sin embargo tienen más sentido, te hacen ser más consciente de lo que la muerte significa y te sirven de anclaje.
Scott Simons es un periodista americano que el pasado verano estuvo junto a su madre mientras ella agonizaba en un hospital en Chicago. Durante las interminables horas que pasó a su lado, tuvo tiempo para revisar todos esas ideas aparentemente tontas, todos esos detalles nimios que durante el día a día parecen carecer de importancia y que sin embargo en el momento del adiós cobran muchísima más importancia y dan sentido a la vida.
Scott los compartió en forma de tweets y Jack Heller los ha montado en forma de animación. Es el propio Scott el que lee los tweets.
Es precioso, triste y conmovedor hasta los huesos.
Así es la muerte.
La transcripción completa del vídeo está aquí.
Scott explica que una enfermedad terminal y yo diría que también la muerte, el momento en el que alguien muere y todo se para, se parece mucho a una guerra. Hay momentos de pánico y ansiedad, separados por horas de aburrimiento y no hacer nada. Scott, a través de los tweets y durante esas horas de aburrimiento consiguió dejar registrada su cadena de pensamientos, muchas veces absurdos.
"Aprendiendo una lección de vida de mi madre mientras está en la UCI. ¿Nunca dejamos de aprender de nuestras madres, verdad?"
"En la cola del Starbuck´s. Suena Dancing in the street,.. bailando en Chicago".
"¿Por qué hay aros de cebolla fritos y pringosos en la cafetería de un hospital?"
"Creo que esto es un buen síntoma. Mi madre dice que cuando llegue la hora, quiere que el titular de su obituario sea "tres maridos judíos y nada de culpa"."
Todos estos tweets son el perfecto ejemplo de pensamientos idiotas que nos mantienen cuerdos enfrentados a la enfermedad o la muerte. Inconscientemente, uno cree o quiere creer, que si suena música, si dan comida basura en un hospital o el enfermo bromea con humor negro sobre su muerte... todo irá bien.
Luego vienen las horas, sobre todo por la noche, en las que uno siente la inmensidad del sufrimiento, el pánico, el vértigo, el dolor y la necesidad de grabar esas horas, esos momentos, de hacerlos preciosos.
"Las noches son lo peor, por eso estoy aquí. Desearía poder coger todos los dolores y los miedos de mi madre y pasármelos a mí"
"Nada de dormir esta noche. Canciones, poemas, recuerdos, risas. Mi madre "Gracias, Dios, por darnos esta noche y el uno al otro". Este va a ser el lema de mi vida a partir de ahora".
La lucidez de la muerte.
"Mi madre: créeme, esos grandes discursos en el lecho de muerte se escriben por adelantado ".
"Madre: ¿qué hora es? Yo: Las 6:30. Ella: Abramos las cortinas para ver la ciudad que amamos"
"Madre: No sé porqué esto está siendo tan largo. Creo que ya es tarde para todo".
El caos final. Donde todo se va mezclando. El sufrimiento, la agonía, le necesidad de normalidad, los pensamientos trascendentes y las bobadas.
"Madre: "No se porqué esto está durando tanto. Creo que ya es tarde para todo".
"Escuchando La Boheme ahora, Bocelli. Madre no puede mantener los ojos cerrados. "A lo mejor la ópera me ayuda, siempre me dormía cuando iba".La conciencia del fin.
"Acabo de darme cuenta de que ella una vez dejó que me marchara por el ancho mundo. Ahora tengo que dejar que ella se vaya de la misma manera"La realidad más prosaica usada para intentar agarrarnos al presente y no caer por la pendiente de lo desconocido, del final.
"Acabo de pasar 45 minutos buscando el hilo dental favorito de mi madre. ¿Pérdida de tiempo? Un acto de fe"Necesidad de dejar constancia de lo que nuestros seres queridos nos dicen o piensan o son... cuando ya no queda casi tiempo.
"Creo que mi madre quiere que cuente un par de consejos. El primero "Acércate a alguien que parezca solitario" y el otro " Escucha a la gente de 80 años, llevan una década viendo la muerte desde el otro lado de la calle, saben lo que es importante".
"Oh, y “Oh, earth, you’re too wonderful for anyone to realize you.” Va muy deprisa". (Thornton Wilder )
El siempre inevitable pensamiento de "¿Por qué no hice?, ¿Por qué dejé de hacerlo?" que llega siempre demasiado tarde. La conciencia del tiempo que ya nunca tendremos, de lo que ya no podremos hacer. Nunca.
"Me encanta coger la mano de mi madre. No he cogido su mano desde los 9 años. ¿Por qué dejé de hacerlo? ¿Pensé que era poco viril? ¿Qué mierda?"
"Mi madre grita "Ayúdame" a las 2:30 de la madrugada. He estado abrazándola como a un bebé, está dormida ahora. Todo lo que puedo hacer es abrazarla"
"Escuchando a Nat y Natalie cantando "Unforgettable". Mi madre y yo la cantamos hace dos noches. Los Cole lo hacen mejor".
"Se que el final se acerca porque es el primer día de mi vida que mi madre no me ha dicho al verme ¿Y esa camisa?"
Fin.
"Caída del ritmo cardíaco. Los cielos sobre Chicago se han abierto y Patricia Lyons Simon Newman ha salido al escenario"
“She’ll make the face of heaven shine so fine that all the world will be in love with night.” (De Romeo y Julieta).
Así es la muerte. Es miedo, es rutina, es vértigo, es ausencia, es realidad, es recuerdos, es presente. De una manera extraña, hay que vivirla.
Entrada publicada originalmente en PisandoCharcos. Es una gran historia.