Me pasó con Rhye, pero como ya dije, tengo la firme intención de que nunca una omisión de esas dimensiones vuelva a repetirse por estas páginas; por lo menos, esa es la intención. Luego ocurrirá lo inevitable, claro: que como siempre la belleza me pillará mirando hacia otro lado, ensimismado en la contemplación de Diosabequé chorradica mientras, sobre mi cabeza, una intervención divina en grandioso technicolor evita el espectacular choque de dos ovnis.
Pero eso no ocurrirá con Deptford Goth, creedme. Su disco de debut (“Life After Defo”, de 2013) ya situaba al artista británico en ese lugar tan frecuentado en estos últimos años, entre la desolación de The XX, la proyección del soul hacia el futuro de James Blake, y la estremecedora intimidad de Bon Iver: por si no ha quedado suficientemente claro, justamente el lugar al que muchos estábamos mirando. Y aunque no deja de ser cierto que esta propuesta quedó algo diluída en una corriente por la que circulaban nombres mayores, aquel melancólico primer álbum contenía canciones bastante notables, quizá un pelín por debajo de lo prometido por “Youth II“, su anterior EP de 2011 (“No Man” o “Real Love Fantasy” seguían siendo mejores que cualquiera de las pistas del largo), pero también un aviso serio de las posibilidades de su autor.
Y por fin, el otoño de 2014 trae de vuelta al joven Daniel Woolhouse. Y, caray, por lo que hemos podido escuchar hasta el momento, parece que “Songs” es algo más que el título de su segundo álbum firmado como Deptford Goth: quizá no es algo tan evidente en “The Lovers“, fantástico sencillo de presentación, pero sí que diría que esta segunda (y aún mejor) entrega titulada “Two Hearts” muestra el interés de su autor en prestar menos atención a los sonidos vigentes, y en cambio poner el acento en (desde luego, mucho más importante) la creación de canciones, en el sentido mas ortodoxo del término.
Parece que no será el único cambio en el registro de Woolhouse: él mismo ya se ha encargado de anunciar en las entrevistas promocionales que este será un disco “más feliz que su debut. “Life After Defo‘ tenía partes en las que se escondía algo de esperanza, pero éste es definitivamente más feliz. En lugar de cerrar, me abro y siento más en paz conmigo mismo acerca de ciertas cosas”. De momento, sí que ha logrado firmar una de las canciones más bonitas del año, esta pacífica “Two Hearts” que parece remitir al Phil Collins más exitoso, y por la que es inevitable sentirse acariciado. En 2014, este -como un susurro capaz de erizarnos el vello, como un abrazo de mensaje tan claro como honesto- es el sonido de los nuevos románticos, y su lema el que no deja de repetirse (y aún me parecen pocas veces) en el estribillo de la canción: “Love Is enough“. A día de hoy, esas tres palabras son (en dura competencia con el demoledor “Over / It’s Not Over / Till It’s Over” de Alice Boman) mis mejores aspirantes al título de mantra pop del año.
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