Que el equipo de enfrente, el APOEL Nicosia, era muy inferior nadie lo niega. Que una sola figura de su equipo gana tanto o más que todo el rival junto, tampoco se puede refutar. Pero el fútbol siempre es fútbol y ha dejado sobradas muestras en las que el más chico tumba al más grande. También el fútbol se encarga de aclarar siempre que es más importante que un negocio y en Chipre lo mostró una vez más. El Madrid goleó al humilde equipo chipriota y su entrenador con dos cambios enderezó el rumbo de un partido que se encaminaba hacia la hazaña.
¿Por qué decimos que el fútbol siempre termina demostrando que es más importante que el negocio? Porque con un sólo cambio en un partido se puede dejar en claro que el talento siempre es mejor que el dinero. El partido transitaba por un Madrid que atacaba sin ideas y llegadas claras (salvo una de Benzema que perdió abajo del arco) y en el trámite el local asumía su inferioridad. Pero el multiganador Mourinho sacó al pobre Coentrao y puso a Marcelo. Lejos de la quietud del ‘super negocio’ que fue el portugués -cabe recordar que la Casa Blanca pagó 30 millones de euros por un lateral izquierdo que es manejado por Jorge Méndes, el mismo repre de Mou- el brasileño fue clave por su sector y junto a Kaká -otro de los que entró en el complemento- le dieron el aire que al Madrid le faltaba.
Después llegaron los goles de Benzema -por dos- y del propio Kaká. El comentario dirá que Mourinho acertó con los cambios, pero uno a veces piensa que un entrenador cambia porque se equivoca en el planteo original. Eso es subjetivo, lo que no lo es, es que el fútbol -tarde o temprano- termina poniendo las cosas en su lugar.