Roberto Mancini debe ser uno de los hombres más afortunados del mundo futbolístico. Sin haber aportado mucho durante sus años en el club, el dueño del Manchester City lo mantuvo en su puesto a pesar de las duras críticas que recibió durante las dos temporadas en las que estuvo al mando del equipo. Como si esto fuera poco, le dio absolutamente todos los gustos a la hora de hacer fichajes y potenció al equipo con nombres como Sergio Agüero y Samir Nasri.
Pero esto no parece ser suficiente para el ex director técnico del Inter. Hace unos días se animó a declarar ante la prensa que le faltaban jugadores. Sí, un caradura. ¿Qué quedara para los otros técnicos entonces?
Más que jugadores, hoy volvió a quedar demostrado que a su equipo le falta un director técnico. En su segunda prueba de fuego de la temporada (la primera fue por la Community Shield ante el Manchester United) el City volvió a defraudar. Si bien podrá pedir por el penal a Silva no cobrado cuando apenas había arrancado la primera parte, fue superado por el Bayern Munich durante casi todo el partido.
A priori la formación de los ingleses auguraba una actitud ganadora, pero no fue así. Desde el primer minuto los citizens intentaron congelar el partido con buen control de la pelota pero con transiciones muy lentas a la hora de pasar al ataque. Dzeko y Agüero se vieron aislados ante la nula generación de juego que proponían Nasri y Silva, que sufrieron la responsabilidad de retroceder para marcar a los laterales.
El Bayern fue todo lo contrario. Luego de un arranque dubitativo, ajustó algunas imprecisiones en defensa y empezó a lastimar al City a través de su gran figura, Frank Ribery. El francés, picante como siempre, generó destrozos en la defensa inglesa con su endemoniada habilidad. Luego de varios minutos de control total, el Munich logró la diferencia a través de su goleador Mario Gómez, autor de los dos goles que firmaron el 2-0 final.
Por más que la diferencia era algo abultada, los de Mancini se iban con un castigo justo al entretiempo. Salieron a jugar convencidos de que el empate era un buen resultado, y por esa maldita especulación se terminaron encontrando con dos goles en contra en una de las canchas más duras de Europa. Para colmo, cuando tenía que ir a buscar de cualquier forma el empate, Mancini decidió sacar a Edin Dzeko y poner Nigel De Jong para cuidar el 0-2 abajo y evitar la goleada. Triste es poco.
Como frutilla del postre, Carlos Tévez, al ver que su técnico optaba por un mediocampista defensivo para reemplazar a un centrodelantero, se negó a seguir con el calentamiento y se fue a sentar al banco de suplentes, dando por terminada una relación que ya no da para más hace un tiempo largo.
El City aún mantiene la punta en la Premier League, pero mientras su técnico siga manteniendo esta idea será difícil que pueda explotar el enorme potencial con el que cuenta. Y no es cuestión de despreciar una manera de pensar, es que simplemente el City no cuenta con los jugadores necesarios para lo que Mancini quiere. O cambia rápido, o el jeque lo cambiará a el. Se vienen semanas importantes.
Por otro lado, en Italia se jugaba el otro encuentro correspondiente al grupo A. Napoli recibía al Villarreal luego de haber logrado un valioso empate en Manchester, mientras que el Villarreal buscaba la recuperación luego de su derrota como local ante el Bayern por 2-0. Gracias a dos goles tempraneros marcados por Hamsik y Cavani, el Azzurri dominó de principio a fin el encuentro y se ubicó en el segundo puesto del denominado grupo de la muerte.
Luego de la sorpresiva derrota como local ante el Trabzonspor, el Inter consiguió su primer victoria en la Champions League tras vencer como visitante 3-2 al CSKA en el marco del grupo B. En un partido lleno de emociones, Lucio y Pazzini adelantaron a los italianos, pero luego el conjunto ruso pudo empatar gracias a los goles de Vagner Love y Dzagoev. Cuando todo parecía indicar que el partido iba a terminar en empate, apareció Mauro Zarate con una linda definición y le dio los 3 puntos al equipo de Claudio Ranieri.
El otro gol argentino de la jornada fue gritado por Gustavo Colman, mediocampista del Trabzonspor turco en el empate de su equipo ante el Lille 1-1, en el otro partido correspondiente a esta zona.