Tristemente Ujados solo aparece en los medios por malas noticias: una vez más, las cisternas de Diputación abastecen de agua al pueblo en verano. Un problema endémico que las Administraciones deben resolver ya. Abandonar el pueblo, como ya propuso un organismo en los 70 (para un caso similar), no es la solución.
Y sin embargo, este bonito pueblo, situado en las estribaciones de la Sierra de Pela, tiene mucho que enseñar, empezando por su entorno natural. Areniscas silurianas y triásicas han conformado un agreste y hermoso paisaje que se extiende de este a oeste, siguiendo el camino de Hijes a Albendiego. Calizas, margas irisadas y pudingas completan el paisaje.
En estos parajes las rocas toman formas caprichosas y están horadas por varias cuevas, hechas por la mano del hombre y a las que se le han dado diversos usos a lo largo de la historia (hablaremos de ellas en próximas entradas). Inscripciones en la roca, tumbas y una hilera de ¿menhires? sugieren un origen prehistórico. ¡La visita resulta imprescindible!
El paseo por su casco urbano de casas hechas de sillarejo de caliza, con tejados de pizarra y sillares enmarcando puertas y ventanas resulta muy agradable. Un vistazo a la plaza y a la iglesia del siglo XVI, con planta románica resulta relajante. Hasta los años cincuenta alojó en su interior un cuadro de El Greco y una pila bautismal románica (hoy desparecidas).
Lar-ami
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