A veces tengo la sensación de que hay más escritores que lectores o, al menos, personas que se llaman a sí mismas «escritoras».
En la red es posible encontrar a mucha gente que escribe y en el fondo no es extraño: el amor por la
literatura suele ir unido al de la escritura; al fin y al cabo, todo son
palabras, y al igual que un niño que juega al fútbol sueña con llegar a
ser como Messi, los lectores también pueden sentir la motivación de
intentar hacer lo mismo que aquellos a quienes admiran. ¿Es posible encontrar a un gran amante de la lectura que no quiera ser escritor a medio o largo plazo? Esta es la pregunta que me hice cuando decidí proponer la encuesta del pasado mes de noviembre:
¿Te gustaría ser escritor?
Sí, en un futuro lejano................... 79 votos (24%)
Sí, en un futuro próximo................ 104 votos (31%)
Ya lo soy........................................ 31 votos (9%)
No, solo leo..................................121 votos (36%)
Total de votos: 335
Creo que se sobreentiende, pero por si acaso aclaro que la respuesta «Ya lo soy» se refiere a gente que ha conseguido publicar. Entiendo perfectamente que una persona pueda sentirse escritora sin
haberlo logrado (de hecho, pienso que la publicación no debería ser la única meta),
pero aquí esta división me resulta práctica para separar a los
aficionados de los que ya han conseguido dos cosas que también son importantes: a) ser leídos por el público; b) que un editor apueste por ellos, lo que en teoría confirma su calidad.
En cualquier caso, más que la cantidad de votos por opción, lo reseñable aquí es que la suma de las tres respuestas afirmativas da como resultado un 64% de personas que quieren dedicarse a escribir o ya lo hacen. El dato es tremendo, una cifra de escritores potenciales imposible de incorporar al mercado porque no hay suficiente público de lectores para tantos autores. También resulta destacable que, de entre los aspirantes a escritor, la mayoría hable de futuro próximo en lugar de lejano. ¿Demasiadas prisas?
Quiero aprovechar esta entrada para reflexionar sobre la necesidad de que ese interés por la escritura vaya acompañado de aprendizaje y muchas lecturas. Hace poco leí un artículo
de Jordi Sierra i Fabra en el que dice que antes de escribir es
necesario leer mucho y practicar mucho. Yo no soy nadie para dar
consejos, pero viendo lo que veo en las blognovelas y autopublicaciones
estoy totalmente de acuerdo con él.
En mi opinión, hoy en día hay personas que se precipitan y autopublican sus novelas cuando todavía tienen carencias notables, aunque no se dan cuenta de ello porque les falta un buen bagaje de lecturas a sus espaldas para desarrollar su capacidad crítica. También creo que a veces la gente no es consciente de la gran cantidad de libros que se publican
y, por ende, de la brutal competencia que hay. Por eso mismo es
necesario que las creaciones tengan calidad y profesionalidad, porque
puede que las ofrezcan gratis o a un coste muy bajo, pero los lectores
no perdemos tiempo (algo mucho más valioso que el dinero) en una mala obra.
Me temo que el problema se debe al hecho de vivir en la época del aquí y ahora: la cultura de la inmediatez
se lleva por delante el esfuerzo, el trabajo y la reflexión; el tener
al alcance de la mano la posibilidad de difundir una novela gracias a
Internet no favorece su calidad. El autor podrá disfrutar mientras la
escribe, podrá poner todo su corazón en ella..., pero esto no la
hace buena de por sí. La técnica es tan importante o más que la idea y el sentimiento. En el arte nada es casualidad.
En conclusión, la encuesta nos muestra que leer también fomenta la escritura, una actividad que siempre ha gozado de buena consideración. No obstante, me parece importante que quien quiere convertirse en escritor no se quede en lo básico y se esfuerce por mejorar. Hay muchísima gente que escribe, muchísima, pero ¿de cuántas personas se puede decir que tienen una buena prosa, con un vocabulario rico y un uso ejemplar de los recursos estilísticos?