Si eres de las novias que buscan un abanico especial como complemento, creo que te gustará conocer la historia de este abanico. Es digna de Charles Dickens. Fue fabricado en Francia en torno a 1860 por un artesano abaniquero y fue adquirido por un caballero como regalo de boda para la hija de unos conocidos. Desconocemos qué uso le dio su destinataria y si lo llevó como accesorio de novia o simplemente formó parte de la exposición de regalos de boda sin más. El caso es que tiempo después apareció formando parte de un lote de objetos de una casa en liquidación por impago así que imaginamos que las cosas no fueron bien a sus primeros dueños. Fue adquirido entonces por un empresario catalán en cuya familia estuvo hasta que sus herederos decidieron desprenderse de él y así es como fue a parar a una subasta de antigüedades en Barcelona hace aproximadamente un año, que es donde me cautivó a mí. El trabajo de grabado, calado y maqueado del varillaje de nácar es magnífico, de gran precisión y belleza. El país está formado por una pieza de encaje a la aguja muy delicado. La calidad de sus materiales y de su trabajo artesanal está a años luz de lo que hoy podemos encontrar en el mercado. Nada que ver con eso que ahora llaman nacarina y que os enseñaba a distinguir en un post anterior. Ahora, en cuanto lo adecente, estará a la espera de ser rescatado en Avenio. Buenos días y buena suerte
Como es una pieza que ha sufrido muchos avatares, tiene sus cicatrices en forma de varias varillas rotas que fueron restauradas y de fallos en el tul del encaje, así como manchas de la edad. Ésta -ya se sabe- no perdona. En cualquier caso, se trata de una joya digna de las manos de cualquier novia. Si lo hemos recuperado de su triste historia es para eso, para que vuelva a tener su papel estelar algún día.