Captura de la portada de El Mundo en Internet.
Casi 200 días prisionero de un grupo de delincuentes no conforman una etapa de tu vida que puedas recordar como unas vacaciones, pero felizmente Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova han vuelto a casa. Su regreso nos ha ofrecido una imagen que está muy por encima de las que recogen las felicitaciones que entiendo sinceras de los mandamases de El Mundo y del Gobierno de España. Allí, a sólo unos pasos de la escalerilla del avión, el hijo del reportero recibía a su padre con un abrazo que no podrá olvidar, que se ha convertido en un espléndido resumen del fin de esa tensa espera y la potencia de esa incontenible felicidad.
Hay todavía 30 periodistas secuestrados en Siria, algunos desde muchos meses. Así que conviene no dejarse llevar por este momento que a buen seguro supone un alivio y una alegría inmensa para la redacción de El Mundo y los amigos de los secuestrados, no digamos nada de sus familias. Ya experimentamos esta sensación hace unos días con la liberación del reportero de El Periódico de Catalunya, Marc Marginedas. La profesión de corresponsal de guerra tiene estos inconvenientes cuando no otros más difíciles de superar. Algunos están en la memoria de todos nosotros. A los más jóvenes les bastará con tirar de Google para ver que los relatos no siempre tienen un final como el que a todos nos gustaría. En este apartado que llamamos Periodista: Tú lo has querido lo hemos repetido varias veces.
Gervasio Sánchez, que ha actuado como portavoz de las familias, asegura en El País que la prensa española se ha portado bien en este caso, llevando a lectores, oyentes y televidentes el asunto cuando era necesario y manteniendo un discreto silencio cuando lo requería la situación, como en esos dos primeros meses en los que la opinión pública ni se había enterado del secuestro. Seguro que Gervasio decora este balance pero, en cualquier caso, hay que celebrar la mayoría de los medios de comunicación se hayan mostrado responsables.