Hoy nuestro grito se transforma en reverencia sirviendo de elogio a todas aquellas personas que evolucionan con los tiempos, aquellas que abren su mente, que priorizan y dan la verdadera importancia a aquellas cosas que realmente la tienen.
A veces tendemos a creer nosotros mismos que las personas de generaciones anteriores no entienden muchos de los asuntos polémicos que vivimos en la actualidad, como lo es la homosexualidad, pero eso no es más que uno de tantos prejuicios. Las personas mayores, nuestros abuelos, son personas tan razonables como podemos serlo todos, dentro obviamente de la situación de cada uno, a los que explicando debidamente las circunstancias, es muy posible que nos sorprendan haciendo gala como tantas veces en tu infancia, de la comprensión y el cariño incondicional que profesan a sus nietos.
Sírvame de ejemplo esta carta, publicada por el portal FCKH8, aunque no es el único que conocemos. Se trata de una carta escrita por un abuelo a su hija, en la que condena y desaprueba totalmente su comportamiento al echar de casa a su hijo (el nieto) tras descubrir que es gay. La carta es conmovedora y es todo un ejemplo de abuelo comprometido que realmente siente la sangre que corre en sus venas, tratando de luchar contra una injusticia inclusive y, con más peso aún, viniendo de su propia hija.
Aquí tenéis la carta original y su traducción al español:
“Querida Christine:
Estoy muy decepcionado contigo como hija. Tienes razón en decir que hay “una mancha en la familia”, pero te equivocas sobre quién es.
Echar a Chad de tu casa simplemente porque te dijo que era gay es la verdadera “abominación” aquí. Un padre repudiando a su hijo es lo que va “contra natura”.
La única cosa inteligente que te he escuchado decir fue que “tú no educaste a tu hijo para ser gay”. Por supuesto que no. Él nació así y lo eligió tanto como ser zurdo. Tú, sin embargo, has tomado la decisión de ser hiriente y de mantener tu mente cerrada y retrógrada. Así que, mientras estamos en el asunto de repudiar a nuestros hijos, creo que aprovecharé este momento para decirte adiós. Yo ahora tengo un fabuloso nieto (gay) que criar, y no tengo tiempo para recibir palabras sin corazón de una hija.
Si encuentras tu corazón, llámanos.
-Papá”
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