La noticia de la muerte de Juan Gelman golpea por detrás a quienes leímos el artículo que el escritor argentino publicó en la contratapa de Página/12, el domingo pasado. Tres días atrás, nada hacía prever el fallecimiento que nuestros medios anunciaron anoche. Ningún lector imaginó que aquel informe sobre las verdaderas intenciones de Francia y su campaña humanitaria en Malí y en la República Centroafricana sería el último.
Igual que en 2007 cuando recomendé La Bitácora de Gelman, hoy tampoco encuentro la mejor manera de presentar -y a la vez despedir- a este compatriota admirable. ¿Debería escribir sobre su poesía? ¿Sobre su trabajo periodístico? ¿Sobre su incansable compromiso con la verdad y la justicia? ¿Debería hacer hincapié en la originalidad de sus versos o en la lucidez de sus crónicas? ¿Debería contar su historia personal, la de su hijo Marcelo, la de su nuera María Claudia, la de su nieta Macarena?
Quizás porque la contratapa del domingo pasado parece albergar los últimos latidos del corazón de 83 años que se detuvo ayer en México. Quizás porque Gelman nos iluminó por última vez con su rigurosidad periodística (y no con su sensibilidad poética como, seguro, habría preferido). Por la razón que fuere, lo cierto es que la noticia de la muerte disparó en mi memoria el recuerdo de este otro artículo escrito en homenaje a Horacio Verbitsky. Allí Don Juan contó que había conocido en 1966 al entonces jefe de redacción del semanario Confirmado…
… le decían ‘El Perro’. No entendí el apodo hasta que le entregué una nota mal hecha y en dos ladridos me puso al tanto de lo que debía ser. Siempre le agradeceré esa enseñanza”.
No sé si leí o escuché en otro lado la amplificación de esa pequeña anécdota o si yo sola la exageré. Lo cierto es que desde aquel tributo imaginé la escena más de una vez: Gelman presenta su primera crónica; Verbitsky la lee, marca, tacha… y termina exigiendo su reescritura. Entre los frutos de aquel intercambio apenas sonorizado figuran los informes sobre actualidad internacional que Página/12 publica(ba), con suerte, uno o dos domingos por mes.
El tributo a Verbitsky da cuenta de la humildad de Gelman. El poeta ya había ganado el Premio Cervantes cuando escribió aquel homenaje, y sin embargo no tuvo empacho en recordar y agradecer aquellos ladridos magistrales que terminaron de formarlo en el arte de redactar artículos tan reveladores como impecables.
Murió Juan Gelman, y el mundo de las Letras despide al poeta. En este blog también le decimos adiós al periodista.