Se cumple un año del fallecimiento de María de Villota, la ex piloto de Fórmula 1. Y he decidido escribir este post, porque tengo que darle las gracias por unas cuantas cosas, y quizás suene un poco raro lo que voy a decir, pero a raíz de escuchar en la radio aquel día el fallecimiento de María, he encontrado realmente lo que me llena en la vida. Hacia donde guiar este blog y el resto de actividades que quiero que ocupen mi tiempo libre, y que de hecho lo ocupan.
Después de la muerte de María, sus familiares junto con la Fundación LQDVI pusieron en marcha un proyecto llamado El legado de María de Villota, que espero que no solo se quede en esa semana en Santander, sino que llegue a cuantos más rincones del mundo mejor.
Una de las frases que siempre tenía presente María, y sobre todo después de su accidente es esta:“Siento que la vida es un ratito, un regalo, que no hay que tomársela muy en serio porque ni siquiera nuestra vida es nuestra”.
¡Y cuánta razón! La vida es un regalo, como el título de su libro.
En el libro cuenta con detalle el accidente y su dura recuperación, y relata el vuelco que dio su vida, y cómo se sobrepuso a la adversidad ayudando a otros.
“Y un día te das cuenta de que vivías dormido, pasabas a ciegas y sentías a medias. Si un accidente no ha parado en seco tu vida, vive soñando, pasea observando y ama apostando. Si un accidente ha parado por un momento tu vida, sabes de lo que estamos hablando. Este libro es para nosotros”.
Cuando escribí este post hace casi un mes, decía que estaba deseando empezar a leerme su libro. Días después de preparar esta entrada sentía unas ganas tremendas por leerlo, y en menos de una semana ya me había terminado La vida es un regalo. Y tengo que confesar, que me quedé con muchísimas ganas de más, María…“Algunos dicen que estoy tan sensible porque mi accidente es aún muy reciente. Apenas ha pasado un año… Pero por eso precisamente escribo este libro ahora, porque no quiero que el tiempo borre cómo me siento, veo y pienso en este momento (…) El mensaje tan importante que quiero contaros (…) es que hasta cuando te estás muriendo puedes decidir si sigues luchando o abandonas el barco [...] Y sí, decidí seguir luchando”.
Y justifica el porqué de su libro:
“Deseo que, sin pasar por un accidente como el mío, podáis sentir la alegría de estar vivos y disfrutar del regalo de la vida”.
¡Yo también lo deseo, María!Desgraciadamente siempre apreciamos lo bonito de la vida a raíz de una desgracia. ¡Y eso no puede ser! Yo hace tiempo que me propuse que no quería tener que arrepentirme de Te quiero sin decir, abrazos sin dar o palabras sin pronunciar. Y todo esto, después de otra mala experiencia de personas cercanas a mí… ¿Por qué siempre valoramos las cosas después de estas situaciones? Es algo que no entiendo… ¡Y hay que cambiar eso YA!
Gracias María por todo lo que me enseñaste, por tu manera de luchar contra todo y contra todos, por tu sonrisa, por tu forma de ser y de pensar, por tu legado y por tu enseñanza. Y sobre todo por ayudarme a darme cuenta de todo lo que quiero ser.
Gracias.