Hoy, mientras parte del país se manifiesta con las cacerolas pidiendo que el gobierno se vaya (algunos tendrán sus razones más o menos valederas y otros no saben por qué lo hacen); yo aún tengo memoria y prefiero esta Argentina a la de hace 10 años, a pesar de que muchas cosas deberían mejorarse. Así que decidí sentarme a escribir esta pequeña historia sobre un GRAN VINO BLANCO que tomé hace poco y que vendrá de perlas para estos días calurosos que se nos vienen…
Con este asunto de que una caminata diaria es buena para el corazón, las articulaciones, el colesterol y demás yerbas, hace rato que una hora cada día la dedicamos a la vida sana, jejeje. El problema no es caminar una hora diaria; el problema en realidad es que muchas veces no tengo ganas de hacerlo y entonces hay que motivarse de alguna manera… Para mí, no hay mejor motivación que caminar media hora hasta la vinoteca para mirar un poco las estanterías a ver qué hay de nuevo… Eso sí me motiva, jejeje!
Es así como en una de esas salidas a “caminar” por la Santa Casilda me llegué hasta allí, a ver qué encontraba. Entre idas y vueltas me llamó la atención un vino blanco que estaba lleno de polvo (literalmente lo digo) en la fila más alta del exhibidor. Parecía como que esas botellas llevaban al menos diez años de estiba, jejeje. Le saqué un poco la tierra y pude leer en la etiqueta JEAN RIVIER TOCAI RESERVA 2009.
Se trataba de un Tocai Friulano 100%, fermentado en barricas de roble francés con batonagges por tres meses y una crianza de 12 meses en barrica, más 6 meses de estiba en botella. Ficha técnica.Lo compré por varias cosas: una sola vez probé este varietal y me encantó (era un Finca La Anita 2007 que llevó Adrian para el almuerzo previo al MardelCatas). En general me gustan los vinos blancos con paso por madera y; principalmente porque su precio era de $38,80!! Me pareció un regalo para tantos atributos…Acá la cata: En vista mostró una leve evolución, lógica, mostrando un amarillo pajizo con reflejos verdosos; brillante y limpio. Muy lindo a la vista.Nariz con intensos aromas a manzanas verdes, algo de ananá y tenues notas lácticas (manteca fundida).
En boca resultó muy fresco, vivo, de excelente acidez (mucho más de la que esperaba encontrar). La manzana verde se encontraba muy bien integrada con esas notas mantecosas suaves, muy suaves, que hacían que acaricie el paladar.
Me sorprendió este vino sobre todo por lo bien integrada que está la madera (solo se siente un poco más marcada a final del trago), y además por su frescura y expresión frutal.
Obviamente iremos a buscar los otros… total, no se ven porque el polvo los oculta!
Andrés Marcaccini,Co-autor y editor de Rumbovino Espero que estas declaraciones políticas no me hagan ganar enemigos, y que nadie deje de leernos por esto. Salute.