Desde que descubrí que podía pedir las famosas hamburguesas Alfredo's para casa, cada vez que viene alguien surge la misma pregunta ¿y si pedimos unas Alfredo's? El que las conoce ni se lo piensa y el que no queda encantado.
Pero nunca había ido al restaurante: un local pequeñito de la calle Lagasca que está siempre lleno ¿por qué será?
Tras un paseo por nuestra quinta avenida ojeando vestidos y zapatos que aún rebajados son tan imposible de comprar como los de temporada, decidimos por fín acercarnos a comer la mejor hamburguesa de Madrid recién hecha y en su salsa.
La descuidada fachada comparada con los restaurantes chic de alrededor no invita a entrar si lo desconoces aunque ya se sabe que "si hay mucha gentes es que se come bien".
Entre los cientos de carteles de Coca cola y las fotografías que plagan las paredes destaca la del neoyorquino con sombrero tejano que vino a Madrid en 1981 desde las américas para abrir uno de los primeros restaurantes de cocina casera americana de la ciudad. Casi treina años lleva haciendo la misma salsa barbacoa para sus genuinas hamburguesas de carne exquisita. Además de las típicas costillas, alitas de pollo, salchichas, aros de cebolla, ensalada de col.... y no hablemos ya de los postres. La tarta de queso riquísima, yo diría que mejor que el mítico brownie.
Tuvimos que esperar media hora en la pequeña barra de la entrada para poder ocupar una mesita de mantel de cuadros rojos y blancos pegada a otras cuatro. El poco espacio está bien aprovechado.
Y allí, bajo banderas de barras y estrellas, con un concierto de Bon Jovi de fondo y chorreando ketchup de la 'great burger' soñamos con nuestro futuro viaje a
♪New York... New York.... ♪