Un brindis por los políticos que miran menos su ombligo y más su corazón. Por un 2011 con dirigentes conscientes, inteligentes (y sobre todo, decentes).
Un brindis porque todos aprendamos a usar la “sostenibilidad” en cualquier ámbito de la vida, además del ecológico. Un brindis para valorar a la personas que nos rodean.
Un brindis por la vuelta a lo natural, a lo sencillo. Por la independencia de tanto lujo innecesario y artificial que nunca consigue hacernos felices.
Un brindis para que haya muchas menos quejas y muchas más soluciones.
Un brindis para limitar la información destructiva y ampliar la difusión constructiva.
Un brindis para que las nuevas generaciones aprendan a pensar por sí mismas y dejen de memorizar errores pasados.
Un brindis para acabar con el exceso de redes sociales y el déficit de amigos reales.
Un brindis por aquellos a los que queremos, aunque a veces seamos tan estúpidos que olvidemos cuánto los queremos.
Un brindis por nuestro futuro compartido.