Revista Mundo animal
Este fin de semana la esperada cacería de patos para el estadounidense Robert Kottinghem, no tuvo el éxito esperado, debido a que recibió un disparo en las nalgas que le propinó su propio perro. Kottinghem, de 46 años, y su mascota ‘Pipper’, un Airedale terrier, se dirigieron a una zona frecuentada por muchos patos en el estado de Utah. Al llegar al lugar, el cazador que había dejado su escopeta cargada y a su perro en el bote, se disponía a colocar las trampas para los patos, cuando de repente sintió un dolor agudo en sus nalgas. El caso es que ‘Pipper’, adiestrado para la cacería, se puso nervioso y accidentalmente apretó el gatillo del arma. Al darse cuenta de lo sucedido, Robert llamó a los servicios de emergencia y fue traslado a un hospital, donde le sustrajeron casi tres decenas de perdigones de la herida. En julio de 2010 ocurrió un incidente similar en Nueva Zelanda, cuando un hombre de 40 años decidió ir a cazar jabalíes. Antes de que emprendiera su viaje, de repente su perro saltó por la ventana del coche al asiento trasero, donde se encontraba su escopeta y apretó el gatillo y la bala atravesó el asiento delantero e ingresó en sus nalgas.
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