En este libro, la tesis fundamental -y en la que se fundamenta el "núcleo objetivo" del nacionalismo gallego, sus core values-, es que Galicia está atrasada porque es generadora de materias primas para "España", en una situación de pseudocolonialismo. El autor viene a decir que si se invocan las fuerzas telúricas de los elementales de tierra, agua, aire y fuego, llegará una época de prosperidad en la que el futuro será maravilloso.
El libro fue escrito en plena moda de la descolonización de las potencias europeas. Ni esta época es la misma, ni Galicia a día de hoy es una región primaria o rural (en 1971 el 48% de la economía gallega era primaria, hoy es una economía de servicios), ni se pudo prever el proceso globalizador (ni concretamente el influjo de fondos europeos en los 90). No solo las condiciones y el contexto fueron diferentes, sino que se evolucionó de una forma muy apresurada. Tampoco la rápida evolución pudo preverse.
Pues bien, llama la atención que una de las críticas que recibe esa obra no surge del malvado españolismo neocolonial, sino de satélites del nacionalismo. Entre ellas, se argumenta que Beiras no dijo nada nuevo, y no solo eso, sino que las tesis de ese libro eran coincidentes con la política franquista. Esto lo saco de "El atraso político del nacionalismo gallego" (Félix Rodrigo Mora, 2010).
En 1965, el Congreso Regional de la Emigración Gallega, ya publica, al auspicio de la autoridad, una serie de tesis identificando ciertos problemas de Galicia. A saber: baja industrialización, baja renta per cápita, economía rural, etc. El Sindicato Vertical también publica ciertos trabajos en los que se ven las tesis de Beiras (recuérdese: tesis del actual nacionalismo gallego): Galicia, éxodo y desarrollo (1967), Posibilidades de desarrollo económico-social de Galicia (1964),...
Claro que no se puede criticar así como así a las vacas sagradas, así, este autor (Félix Rodrigo), dejando claro que Beiras no hace sino repetir mantras franquistas, se opone a la crítica de la falta de industria, propia del franquismo y del nacionalismo gallego (ambos defienden el mismo dirigismo económico antiliberal), asumiendo una posición de defensa del mundo rural. En Galicia tenemos que lidiar con la losa de quienes defienden lo bucólico del mundo rural, la tradición de las pequeñas aldeas, la naturaleza idealizada, el Edén prometido, etc. (Sí, amigos, hay gente que prefiere ver bostas de vaca en las carreteras antes que ver levantarse un Sillicon Valley). Resulta sorprendente que una forma de relaciones socioeconómicas particulares, sea la bandera sobre la que se construye la diferencia. Máxime, cuando estas relaciones rurales no eran exclusivas de Galicia, pequeño detalle que tira por tierra cualquier tesis nacionalista basada en ellas (quizás por ello hoy se da más importancia al idioma gallego como razón fundamental para odiar lo de fuera).
A esta defensa del mundo rural y de aquellas estructuras socioeconómicas hoy casi inexistentes, se le une la moda de la crítica posmoderna del desarrollo industrial. Es más, se identifica todo el desarrollo como un plan malvado ejecutado desde Madrid para secar las galaicas ubres.
Desde que en 1887 ésta quedó unida con Madrid por tren las condiciones de existencia de las clases populares empeoraron, pues la saca de alimentos y materias primas se aceleró, creando situaciones de escasez relativa. Contribuyó de manera notable a la mercantilización y monetización de la agricultura, es decir, a la destrucción de la sociedad rural popular tradicional gallega, lo que es un genocidio ejecutado por el poder institucional español, con ayuda de quienes tienen la vituperación del “atraso” como especialidad muy bien remunerada. Además, y sobre todo, el ferrocarril reforzó la dominación española sobre Galicia, hizo mucho más fácil el transporte de guardias civiles, militares, policías, maestros de escuela, jueces, funcionarios, ingenieros, politicastros, perceptores de tributos y otros agentes del ente estatal español, con gran daño para la lengua gallega, sobre todo a causa de la arribada masiva de la prensa diaria de Madrid, en castellano y españolista hasta el desvarío, a las capitales provinciales y grandes villas. El ferrocarril, una expresión decisiva de la modernidad técnica, se convirtió de ese modo en un instrumento de dominación política, marginación del gallego, devastación medioambiental y genocidio cultural.
No entro en lo del "genocidio cultural" ya que ignoro lo que es la cultura. Eso sí, parece que todo el mundo lo tiene muy claro. Yo sospecho que la cultura, se convierte especie de nueva diosa Razón: la sacralización de lo efímero para manejarlo a tu antojo. Tras la crítica conceptual, añado la analítica: el autor no aporta un razonamiento que indique por qué los intercambios económicos más allá de Los Ancares perjudican a Galicia.
Como a menos poder estatal más libertad popular podemos concluir que en ese tiempo Galicia era mucho más libre que ahora
Sería largo de explicar cómo las instituciones actuales contienen más la corrupción, igualan más las rentas y protegen más a las señoras y señores que reciben palizas aleatorias. Estas nimiedades, el autor las pasa por alto y defiende una tesis en la que la baja urbanización e industrialización son garantes de una mayor libertad "popular", pues contienen los frenos de la acumulación de poder coercitivo estatal. Es como si esperara que mágicamente el cacique del pueblo fuera un prócer más honorable y justo que el funcionario de la capital. Las relaciones de poder existen también en el ámbito rural y, sin control, son proclives al abuso. Pero hay más frases estelares:
Todo esto prueba algo bien conocido, que a la izquierda estatista y desarrollista no le preocupa la libertad, no le interesa el ser humano y, por tanto, prefiere la vida de barbarie a la existencia civilizada, cuyo fundamento es la prevalencia de lo espiritual sobre las pulsiones del consumo y el vientre.
Aquí la crítica al capitalismo de Estado da un salto curioso y se coloca a la derecha de Atila el Huno: "prevalencia de lo espiritual". Escalofríos. En la mente del autor, todo esto tiene sentido: por una parte, critica desde la izquierda a la izquierda, y por la otra, quiere que el hombre se una a la tierra y se nutra de sus poderes sobrenaturales. Os vais haciendo a la idea de por dónde va.
...derrocar la dictadura del Estado español en Galicia, para retornar, a un nivel superior y nuevo, que se ha de realizar en el futuro, al viejo orden popular y rural, milenario y venerable, del sistema de autogobierno por asambleas omni-soberanas, con las cuales aquélla recuperará su libertad..."Superior", "nuevo", "futuro", "milenario", "venerable", "recuperar libertad". No falla: tiene todos los ingredientes de lo que ya sabéis. A continuación, y citando a algunos autores, se describe una bucólica sociedad rural gallega, con mecanismos de ayuda mutua, medios de producción colectivos y una "admirable libertad erótica" en la mujer. Cosa en la que no profundiza. Creo que se pasa por alto que aquellas "comunidades bucólicas" solían trabajar para otros -guardando, eso sí, lo suficiente para el autoabastecimiento- y que el mayor poseedor de tierras en Galicia fue la Iglesia. La Iglesia, formada por parroquias, monasterios y conventos, es poco dada a los cambios, este factor falta en su descripción. Otro factor es la distribución de la tierra, pues se daba el caso de que un monasterio cerca de Coruña podía tener propiedades en la frontera con Portugal. Ante esto, mi pregunta es ¿la libertad comunal que añora este individuo surgía por el ímpetu campesino o por la forma en que los propietarios manejaban el cotarro?
su mundo era rico en bienes inmateriales, es decir, que era un orden social marcado por lo convivencial, colectivista, alegre, vital, generoso, eficiente, esforzado, en comunión con la naturaleza y pleno de belleza
Ante esta situación idílica, cabe preguntarse por qué surge la emigración masiva. El autor responde que la emigración se debió al triunfo de los liberales en las guerras carlistas, a los impuestos y a que los mozos no querían alistarse en el ejército porque no querían hablar castellano. Cosa que dándola por buena, también se da en Asturias, Canarias, etc. Es decir, este no es un fenómeno excepcional en Galicia. En honor a la verdad reconozco que la emigración gallega es mucho más masiva que la de otras regiones, tal vez parte de la explicación provenga de que Galicia por aquella época todavía era una de las regiones más pobladas de España, tenía más puertos y, paradójicamente, más riqueza personal con la que comprar un pasaje a América. No conozco ningún estudio en este sentido, pese a ser innumerable la bibliografía sobre la emigración. Bibliografía que es un repetir continuo de las mismas ideas de siempre con mayor o menor pátina emocional.
Así, según mi idea, la emigración masiva se produjo en el momento en que se pudo producir para huir de unas condiciones de vida malas producidas por la nueva competencia que surgió precisamente por la industrialización en otras regiones y países.
(Paréntesis: el autor se cita a sí mismo en libros inéditos. Cosa que me parece graciosísima).
En fin, el libro insiste a partir de aquí en los males del desarrollo, del capitalismo y de España. Preconiza la vuelta a una vida precapitalista en la que la gente trabajaba cantando en el campo y sus posibilidades de extender la esperanza de vida, disminuir la mortalidad materna y aumentar la alfabetización eran escasas. Este pensamiento lo podemos unir a la moda izquierdista actual del antidesarrollismo, el medioambientalismo, y los nostálgicos de una Arcadia idealizada que solo existe en sus cabezas. Es muy triste que se defiendan estas ideas, pues no solo son motivadas por errores de la historiografía analítica sino que además, trascienden el debate histórico y pretenden implantarse en razones de caracter político. Cosa que me parece un fracaso terrible en el plano intelectual que conlleva consecuencias desastrosas en el plano político.
¡Pobre!