Los que leen este blog con cierta frecuencia ya se habrán dado cuenta de que no sé escribir. No sólo me falta cultura para escribir con corrección, también me falta la vergüenza necesaria para dejar de hacerlo. A pesar de todo, conozco mis limitaciones por lo que después de escribir, lo miro, lo repaso y aún así sigo teniendo faltas de ortografía. Como también soy consciente de que no esta bien a pesar del paso anterior, le paso el corrector ortográfico...
"¿De verdad?" - estarán pensando - "y aún así escribes como lo haces". Pues sí. Esa es mi virtud y ese es mi castigo. Así soy y así me quiero.
Pero el asunto de hoy no trata sobre mi (in)capacidad para escribir con corrección. Hoy trata sobre el corrector ortográfico y su ¿ayuda?.
Ayer en mi otro blog (..."¿En serió? ¿En dos?"... tengo la teoría que si hago una cosa mal con la suficiente asiduidad la gente acabará pensando que lo hago bien.) escribí la siguiente frase: "un bañador marcón". El que quiera saber en que contesto escribí esto que se pasé por aquí.
Con bañador marcón me refiero a un bañador ceñido, ajustado, de esos que realzan glúteos, un bañador hidrodinámico, de los que no corta el mar, sino vuela...ay, no...ese era el velero bergantín de Espronceda.
Que me desvío. Parece ser que la palabra marcón no es correcta desde un punto de vista académico, por lo que el corrector tuvo a bien proponerme un cambio para mi bañador marcón...lo que me propuso fue un bañador...
... maricón.
No sólo me parece políticamente incorrecto y homófobo sino completamente equivocado. ¿Un bañador maricón?...pero desde cuando los bañadores tienen tendencía sexual....Es cierto que algunos tienden a meterse por el cul*...
Creo que el post de hoy lo dejo aquí...que no se a dónde me va a llevar esto.
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