En un remoto país de cuyo nombre no quiero acordarme apareció un día un terrible dragón que todo lo destruía. Nada ni nadie parecía poder detenerlo. La gente, angustiada, pidió ayuda a la máxima autoridad del país, que era el Presidente de la República:
-¡Haga usted algo o el dragón acabará con todos nosotros!
El orondo presidente se rascó la calva:
-Hombre, pues no sé… Si fuera un rey a la antigua, ofrecería la mitad de mi reino y la mano de mi hija a quien lo matara. Pero ni soy rey, ni tengo reino, ni mis hijas están solteras a estas alturas.
La gente se miró confusa. Entonces alguien tuvo una idea genial:
-Como esto es una República y manda el pueblo, propongo que ofrezcamos el cargo de este señor a quien se atreva a matar el dragón.
Hubo un clamor de asentimiento y algún tiempo después, en efecto, fue nombrado como nuevo presidente de la República un valeroso mozalbete que con fuerza y astucia logró neutralizar la temible amenaza.
Braulio Llamero: http://losminicuentos.wordpress.com/2009/09/23/depende-y-segun/