Revista Deportes
Enrique Patón acaba de hacer oficial un triple pata a pata torista en la Magdalena de Castellón durante los días 17, 18 y 19 de Marzo. Los de las patas negras concursarán representando los hierros de Comeuñas, las Tiesas y Zahariche. Bienvenida sea la fórmula de dar cabida en una feria a diversos encastes, así como a dar importancia y relieve a los varilargueros durante tres tardes, que serán casi la mitad del ciclo. Pero queda la duda, que el año pasado se agravó, de si esto de partir cada corrida en dos, para darle dinamisno y un supuesto interés al asunto, no parte también, de una tajada, el concierto del festejo, que tiene su propio ritmo, no digamos ya de una concurso que durará setenta y dos horas.
Estos enfrentamientos ganaderos, a los que Simón Casas les dió por bautizar, todo sea por el marketing, como "desafío" -me imagino la cara de los Miura, con su siglo y medio como guardianes de una leyenda, cuando el gabacho, tan productor él, les explicó lo que era un reto ganadero-, se llevaran a cabo, salvo que le dé por estirarse a la autonómica, sin televisión. Tenemos así, nueve plazas libres, para que oposite el jédiez, que aquí no tendrá que salvarguardar su deteriorada imagen; tampoco sentirá necesidad de huir del elefantasiático bicho de primera, sin hechuras bonitas de caber en la muleta y embestir con recorrido; ni mucho menos tendrán que soportar sobre sus monteras la espada de Damocles del tendido siete madrileño, o la jaquecosa algarabía de Pamplona.
Ahí tienen estos señores que viven para hacer el bien a la Fiesta a Castellón, del diecisiete al Día del Padre: todo ventajas para dejar contento al aficionado, apuntarse un triunfo a ley y hacer justicia con hierros que se resignan a no ser comparsas del arte. Ahí reside el verdadero desafío, en devolver la grandeza al toreo, aunque sea por tres días. Ahora no hay excusas, jédiez.