En la historia del fútbol ha habido un sinfín de jugadores que sus hazañas han ido desapareciendo porque en su época eran secundarios y las grandes narrativas iban para los elegidos. Pocas historias fuera de lo común, nos han llegado al siglo XXI de los primeros británicosque hacían rodar un esférico. No obstante esto, como en la Edad Media, el boca a boca y los recuerdos de la gente hizo que esas historias no murieran. Gracias a los “trovadores y juglares”, esta vez con papel y tinta, de la edad contemporánea hemos podido leer esas historias, conocer a jugadores impresionantes de la época que su destino no fue el de triunfar en el presente, pero si en el futuro. Muy posiblemente, de aquí a 50 años, los adolescentes o historiadores futbolísticos intrépidos y deseosos de conocer el fútbol de antaño, más allá de las figuras querrán conocer a un mago de Florencia que incomprensiblemente, por su destino o por su cabeza, no acabó en un equipo grande triunfando y llenando portadas.
Alessandro Diamanti es uno de los jugadores con más calidad del fútbol italiano. Su magia es innegable, su pasión por el esférico es maravillosa y su futbol destila una lírica fina. Futbolísticamente hablando es un jugador con características para un equipo de los gordos, para mandar, canalizar, distribuir y marcar unas pautas en equipos dispuestos a luchar por todo. Pero su defecto, fuera del talento pero sí que se adhiere al perfil del futbolista, es un jugador impaciente en sus decisiones, cosa que durante su carrera lo ha pagado.
De 1999 al 2007, la vida deportiva de Diamanti se resumen en idas y venidas al club que lo vio nacer. En estos años, el jugador italiano volvió cinco veces al Pratto, pasando por Empoli, A.C Fucecchio, Florentia Viola y U. D Albino Leffe. En 2007, tras marcar 15 goles con este equipo, el Livorno lo fichó. Duró dos temporadas, pero fueron dos campañas a gran nivel. Salió a la palestra un delantero/trecuartista de un nivel espectacular con su pierna izquierda. En su última temporada, marcó 20 goles, una cifra que no pasó desapercibidos a nadie. El verano del 2009 fue trepidante para él, muchos rumores salieron en la prensa, pero solo un equipo le sedujo, el West Ham inglés.
Inglaterra, no tan divertida como esperaba
Un jugador de decisiones claras, este es Diamanti, como en el terreno de juego. Pocos, a días de hoy entienden cómo con una oferta en firme del Inter y con el gran interés que tuvo Mourinho en él, se fuera a Inglaterra. Pero cómo ya dijo, su sueño era jugar en la Premier y ante los sueños poco se puede hacer. Ocho millones pagaron los londinenses por él, pero solo duró un año. No le gustó su experiencia, no se aclimató a su sueño y eso que jugó 27 partidos marcando 7 goles. Jugaba arriba, de delantero, pero con mucha libertad de movimientos, hacía más de “7 “generando espacios en rupturas, en apoyos cortos con combinación rápida o lo que realmente le gustaba, gambetear y generar fútbol. Aunque no estuvo en el nivel del Livorno, su juego se vio reflejado en el terreno de juego. Su decisión fue errónea. Al año siguiente, los de Londres lo malvenderían al Brescia por la presión del propio italiano
Bologna, la estabilidad mental y futbolística
En el Brescia duró una temporada, nada raro en su carrera deportiva. Aunque su temporada fue buena y debutó en el 2010 con la selección azzurra. Una alegría, sin duda. Pero luego llegó al equipo que mejor se adaptó a Diamanti y al que Diamanti mejor se adaptó, el Bologna. Fue el líder, retrasó la posición y vimos la magia en sus pies. Si preguntas a expertos o aficionados del calcio dirán que el gran Diamanti es el del Bologna. Sus buenas temporadas le hizierom ir viajar a la Eurocopa, tiró el penalti decisivo para eliminar a Inglaterra en cuartos de final y estuvo presente en la resurrección futbolística de la selección transalpina.
Diamanti se escuchaba más allá de las fronteras italianas. Todo era comodidad, pero llegó un día que el agua se removió con dinero. Llegaba el 2014, el Guangzhou chino llamó a su puerta con billetes y no se lo pensó. Con 30 años y jugándose el Mundial, Diamanti cedió ante tales cantidades, era más importante que seguir con su carrera cómo jugador en Italia. Muy posiblemente esta decisión le dejará sin el viaje a Brasil, al Mundial. Pero es una decisión normal si vemos su carrera deportiva y si entendemos que es un jugador especial. Cómo él dijo, su vida es una “fábula”. Diamanti es un jugador que se ha de recordar, se ha de mantener viva su leyenda aunque sus decisiones no le hayan permitido salir en los libros de historia. Los chicos de dentro de 50 años querrán leer lo que fue el mago de Florencia. Ayudémosles.
Por Cristian Franco, @cristianfranco3 en twitter.
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