Un eroe dei nostri tempi - (1955) - Un heroe de nuestro tiempo
Mario Monicelli
D. Mario
Reparto:Alberto Sordi...........................Alberto MenichettiFranca Valeri...........................Vedova de RitisGIovanna Ralli.........................MarcellaTina pica...................................ClotildeMario Carotenuto...................GustavoLeopoldo Trieste...................AurelioAlberto Latuada.....................Il direttore
El heroe de nuestro tiempo puesto en imágenes por el maestro Monicelli se trata de Alberto Menichetti (A. Sordi) un empleado de una fabrica de sombreros, personaje cobarde, rastrero hasta la humillación, obsesionado por intrigas inexistentes, que , imagina ocurren a su alrededor y a quién le suceden una serie de varias y merecidas desdichas desde que , en la primera escena, es interrogado por dos policías porque le han oído decir las palabras “tirar una bomba” mientras pasea de noche con sus compañeros, por las calles romanas: el director general le sorprende abrazando a la señora De Ritis, encargada del despacho y asistenta del director donde trabajan ambos, por eso, él o ella deberán abandonar el trabajo antes de fin de mes ( amenaza de perdida de empleo); la señora De Ritis acepta ser ella quién presente la dimisión, a condición de que Alberto, nuestro héroe, le pase 15.000 liras, casi la mitad de su sueldo como contrapestracion; en casa la vieja criada Clotilde encuentra una caja llena de dinamita que perteneció al difunto tío de Alberto, un anarquista que solía pescar con bombas, y cuando el atribulado Menichetti propone deshacerse de ella es pillado por dos policías y llevado a comisaría, como sospechoso de “preparar atentados con bomba”; pero nuestro héroe está empeñado en conquistar a Marcella, una peluquera menor de edad que trabaja al lado de su casa, pero ella le confiesa que está esperando un hijo de otro hombre, empleado en un horno; mientras que este sospecha que el hijo que espera Marcella es de Alberto; mientras tanto miente para no tener que ir a la huelga y evitar en lo posible pronunciarse sobre la huelga de sus compañeros, en protesta porque el director ha colocado micrófonos en todo el centro de trabajo; y pretexta padecer una hernia ; a la que el jefe corresponde enviándole al hospital en una ambulancia directamente al quirófano; con sus dos inseparables y compañeros trata de acompañar por la noche a unas bailarinas inglesas que actúan en un teatro de varietés, pero estas ya tienen otro plan, cuando regresa a casa, se encuentra que le está esperando el enamorado de Marcella , para sacarle a base de golpes la confesión de que el hijo que espera ella es suyo, y tiene que huir apresuradamente y pasar la noche fuera; a la mañana siguiente estalla una bomba en Roma, que vive una agitada jornada electoral, y Alberto imagina que las sospechas van a recaer sobre él, dados los precedentes y encima carece de coartada. Hay más, Alberto huyendo a la vez del enamorado de Marcella y de la Policía, se sube en un tren para desembarazarse de un sombrero, ese obligado a llevarlo de prueba por su jefe durante un tiempo, muy llamativo, que coincide además con las descripciones del sospechoso; y un incidente con una viajera le pone otra vez en manos de la policía… La fina ironía que rezuma toda la película, unidas al cruel retrato del héroe, que tan bien se le daban al maestro toscano; A Alberto Menichetti , se debe añadir a su variopinta galería de personajes que van desfilando y que imprimen el típico colorido “Monicelli” , esos ácidos retratos de la Italia de los 50, y que se distinguen por la simpatía , y sin subrayar ese sentido político/social; sin que el protagonista deje de ser un auténtico bellaco, Alberto también es un ciudadano aterrorizado por la policía e indefenso ante ella. La conclusión está a tono con todo el tratamiento grotesco de la película, tragicómico… Alberto, nuestro “heroe” acaba enrolándose en la policía.