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Un escudo siempre debe pesar

Publicado el 03 enero 2019 por Trescuatrotres @tres4tres

Una imagen vale más que mil palabras. Un escudo, también. Vivimos en una sociedad hipermediatizada, en la era de la información, y este hecho provoca que todos nos encontremos más expuestos a la opinión pública que nunca. Nuestras vidas andan expuestas en internet casi en su totalidad, por lo que es esencial el cuidado de fotos, comentarios y otras cuestiones personales que conforman nuestro perfil público. Pero no sólo las personas tienen que cuidar su proyección al exterior sino también las entidades, entre las que se encuentran los clubes de fútbol. Y si para una marca el respeto al logo es fundamental, en un equipo lo más sagrado, lo que lo representa, es el escudo. Sólo hay que ver las presentaciones de fichajes en las que la afición exige en muchas ocasiones el habitual beso a la insignia. Porque el escudo, no sólo en la camiseta, pesa y mucho.

En este mundo de las apariencias aún hay margen para lo simbólico por lo que la defensa a ultranza del emblema es férrea. Y se preguntarán que a qué viene todo esto. Pues bien, ayer viendo en un telediario la noticia sobre la llamada manada me indigné al ver cómo uno de los acusados llevaba un chaquetón marcado por el escudo del Sevilla F.C. Pensé en el flaco favor que una persona de semejante calaña otorgaba a una entidad tan señera como la de Nervión. Me indigné al pensar en toda esa buena gente que defiende los colores de este equipo en mi ciudad. De hecho, si se hubiera tratado del equipo al que apoyo sería mayor aún mi rabia. Y ojo, que lo mismo pensaron los béticos cuando un energúmeno se dedicó a apalizar a un aficionado vasco en plena calle. Pero, ¿hasta qué punto puede un club prohibir que su imagen se vea mancillada por personajes de esta estofa?

Un escudo siempre debe pesar
Un escudo siempre debe pesar
La violencia mancilló la final de la última Copa Libertadores. (Fuente: rtve.es)

Para responder a esta pregunta es necesario volver al ajado debate de los radicales en el fútbol. Los presidentes parecen haber hecho los deberes en los últimos años sobre este punto. Sin embargo, casi nadie podría calificar estas estrategias de suficientes para erradicar la lacra de la violencia en este deporte. Muchas veces prima la cantidad a la calidad a la hora de ponderar a aquellos que pagan un carnet, en algunos casos para liberar la ira acumulada durante la semana. Nos gusta clasificar todo y el número de seguidores siempre ha sido un criterio a la hora de valorar la importancia de un club. De ahí las posturas tibias de muchas plantas nobles aunque en los gestos de cara a la galería se jacten de lo contrario. Al final, prefieren que su equipo nunca esté solo en un estadio a que más de un hooligan lo tenga que ver desde casa.

Sin embargo, cuando la imagen de un club queda corrompida por un futbolista, el rasero cambia de manera abrupta. Pese a que el impacto en la sociedad sea algo más fuerte en este caso, tanto seguidores como profesionales son representantes del club. Ya saben, el escudo. En esta categoría de manchas no se amedrentan las ejecutivas, sobre todo por el aspecto económico. Son muchos millones de euros en juego: por victorias, títulos, futuros traspasos... Y las manos no tiemblan a la hora de suspender a futbolistas impuntuales o de conducta alegre. Por desgracia, las multas con las que se castiga la agresividad de la grada constituye un porcentaje irrisorio de muchas nóminas de Primera. Por ello, podemos encontrar tal desigualdad en el intervencionismo de los jefes de los clubes.

Un escudo siempre debe pesar
Un escudo siempre debe pesar
Nainggolan es el último futbolista de élite suspendido por un club. (Fuente: www.foxsports.com.mx)

Mucho camino por recorrer. Pero hasta la significación de un famoso por un equipo puede aumentar el valor de un club en este siglo. Sólo hay que recordar el guiño al Sevilla de Roberto Leal en las campanadas o el extravagante escudo dorado del Betis que portó Manu Sánchez en Tu cara me suena. Otra vez el escudo. El emblema del branding de un club, si hablamos en términos de marketing. Y siempre debe pesar. Por eso, si pido algo a los Reyes Magos Futboleros es que se le proteja. Que un fútbol más humano reine para bien del mismo. Porque un escudo siempre debe pesar.


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