Los adolescentes españoles tienen su primera relación sexual a los 18,2 años como edad promedio, mientras que hace 50 años la edad media de la iniciación al sexo era de 23,8 años.
El porcentaje de mujeres que han tenido su primera relación sexual completa antes de los 16 años se ha multiplicado por 12. Estos son algunos de los datos que se extraen del informe ‘El adolescente y su entorno en el siglo XXI‘ del Observatorio de Salud de la Infancia y la Adolescencia del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, hecho público este jueves.
Según los autores del estudio, la menor percepción de las circunstancias de riesgo, el consumo no controlado de alcohol y de drogas y la presión del entorno de amigos han facilitado las prácticas sexuales en los últimos años. El número de relaciones sexuales por mes entre los 15 y los 19 años es de 9 veces en el caso de las mujeres y de 8 veces en los hombres.
La edad de la primera relación sexual se ha avanzado y en un 16% de la población juvenil se produce antes de los 16 años. El jefe del Servicio de Ginecología de Sant Joan de Déu, Josep Maria Lailla, ha explicado que las conductas sexuales “irresponsables” están aumentando “por la falta de formación, la carencia de valores y el influjo de los medios de comunicación”.
Lailla apunta que “un 29% de los jóvenes afirman que han tenido relaciones sexuales presionados por su entorno y un 33% reconocen que han ido demasiado deprisa en su sexualidad”.
La primera consecuencia derivada de la sexualidad “inmadura” es el embarazo no deseado, al que se exponen un 13% de los jóvenes, los que no utilizan ningún método anticonceptivo en sus relaciones sexuales.
Los autores del estudio abogan por promover la educación sexual en la familia y en la escuela, fomentar el uso del preservativo para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, y demorar el inicio de las relaciones sexuales hasta una edad “con la madurez suficiente en la que tenga un contenido afectivo y no influenciable por el entorno”.
Por otro lado, un diez por ciento de los adolescentes españoles padece una enfermedad crónica, según se desprende del mismo informe.
Santiago García-Tornel ha explicado que “enfermedades que antes eran mortales, como por ejemplo la fibrosis quística, son ahora crónicas gracias a los avances médicos, a las células madre o a los trasplantes”.
García-Tornel ha recordado que este incremento de la esperanza de vida comporta un aumento de los servicios que los centros sanitarios han de prestar a estos pacientes, lo que incrementa el coste.
El responsable del estudio ha remarcado que estos jóvenes “tienen que vivir con una dolencia crónica, lo que hace que tengan más problemas psicológicos o que no siempre entiendan porqué tienen unas limitaciones diferentes a las de sus compañeros”.