Facundo Bertoglio, una de las jóvenes figuras más rutilantes del fútbol argentino en el año último, fue presentado como la nueva adquisición del Dyanmo de Kiev el último miércoles. Colón, club en el que hizo su debut y en donde se dio sus primeros pasos, percibirá cuatro millones de dólares por el pase del habilidoso volante, el cual ya pasó con éxito la evaluación médica y firmó un extenso contrato de cinco años.
Transferencias como la de Bertoglio son las que dañan al fútbol argentino, que en los últimos tiempos se ha convertido en un cúmulo de experimentados jugadores repatriados y jóvenes que queman etapas para cumplir con las exigencias inmediatas de un fútbol que carece de tiempos y de proyectos.
Los jugadores jóvenes pero ya curtidos en primera, emigran antes de que puedan asentarse y convertirse en piezas fundamentales de sus clubes. En el 90% de los casos, los jugadores abandonan la Argentina casi obligados por sus clubes, que necesitan vender para salvar las deudas en la que todos los clubes argentinos están inmersos. Aunque claro, los protagonistas generalmente estarán de acuerdo con su traspaso, ya que una suculenta suma de dólares o euros engrosarán sus cuentas bancarias. Así fue como Zárate se fue a Qatar, como Bertoglio se va a Ucrania y como tantos otros han abandonado un fútbol competitivo como el argentino para ir a uno inferior pero con atractivos contratos, empalagosos para la vista y para la billetera. Algunos deciden pasar al ostracismo en pos de asegurar su futuro y el de su familia.
Por suerte, muy de vez en cuando, vestigios del amateurismo surgen en medio de una época en donde el fútbol es dominado por el comercio. Ismael Sosa es uno de los pocos futbolístas argentinos que han decidido rechazar los petrodolares de Rusia: cuando jugaba en Independiente (que pretendía desprenderse de él a toda costa) varios equipos rusos quisieron llevarselo pero el Chuco siempre se negó. El presente, un par de años después, lo encuentra campeón con Argentinos Juniors, goleador del equipo y en la órbita de Boca Juniors, club que al mando de Borghi podría hacer una oferta por él.
La desesperación por hacer una diferencia económica ha arruinado muchas carreras de jovenes que prometían y, por una obstinación con el dinero, lo perdieron todo. Ojalá Bertoglio no sea un caso más…