El volcán más grande del Sistema Solar se encuentra en nuestro vecino planeta Marte. Tiene una altitud de 27 km, tres veces mayor que el pico más alto de la Tierra, el Monte Everest, y un diámetro de 550 km, ocupando prácticamente la mitad de la superficie del territorio español. Su nombre en latín es “Olympus Mons“, designación oficial de la Unión Astronómica Internacional.
Las dimensiones resultan sorprendentes teniendo en cuenta que Marte es unas tres veces más pequeño que la Tierra. Si comparamos este volcán con el más grande de la Tierra, el Mauna Loa (islas Hawái), este último tiene una altitud de 9km y un diámetro de 120 km. Me vais a permitir decir, sobre todo en estos casos, que las comparaciones son odiosas.
El planeta rojo posee una evidente asimetría que divide el planeta en dos hemisferios bien diferenciados. El hemisferio Norte, más plano con predominio de llanuras cubiertas por coladas de lava, y el Sur, más escarpado y con cráteres similares a los de la Luna. El origen de esta diferencia parece encontrarse en un gran impacto que rebanó literalmente el hemisferio Norte hace millones de años, tras la formación de este pequeño planeta. Lejos de hacer divagaciones sobre la veracidad o no de este super impacto, os hago esta observación para situar a nuestro gigante, que se encuentra precisamente en el hemisferio Norte, en una región conocida como “abultamiento de Tharsis“. Se piensa que en tiempos remotos Marte escupía lava por este mismo punto (lo que presume ser uno de los motivos que evidencian la ausencia de tectónica de placas en Marte), y fue elevando su altura por la propia acumulación de lava. Estas características hacen que a este volcán se le haya clasificado como “volcán en escudo“.
Este tipo de volcanes crecen por la acreción de coladas de lava fluidas de tipo basáltico, que surgen desde una abertura central y se derraman en todas las direcciones. En el caso de este majestuoso volcán algunas coladas han llegado hasta los 1.200km de distancia desde la caldera del volcán. Las lavas también pueden surgir de aberturas situadas a lo largo de fracturas (zonas de rift) que se desarrollan en los lados del cono del volcán y que pueden llegar a alcanzar, en el caso del Monte Olimpo, los 6km de altura.
Este gigante no está solo, en Marte existen más volcanes, todos de dimensiones más grandes que los de nuestro planeta. Por nombraros alguno, también en la misma región, está el Monte Ascraeus, Monte Pavonis y Monte Arsia. Sin embargo, y a pesar de que las dimensiones de estos volcanes ya resultan sobrecogedoras por sí solas, algunos científicos piensan que el Monte Olimpo no es el más grande de los volcanes que alberga Marte. Existen otros de mayores dimensiones que yacen ocultos bajo el suelo marciano. La razón por la que esos volcanes no han sido vistos hasta ahora, es que apenas sobresalen del terreno. Se trata de calderas masivas pero con poca elevación, como la que hay bajo el Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos (leer post anterior: https://educandonaturaleza.wordpress.com/2011/12/20/lo-que-el-oso-yogui-nunca-quiso-desvelarnos/” – Lo que el oso Yogui nunca quiso desvelarnos…“). Lo que hasta hace no mucho se creía que eran marcas dejadas por gigantescos meteoritos en la superficie de Marte, en realidad, son antiguos supervolcanes cuyas erupciones alteraron dramáticamente la posibilidad de vida en Marte. Esto explicaría también la abundancia de rocas sulfurosas en una zona en la que se creía que no hubo actividad volcánica.La imagen de la izquierda, en tonos amarillos, muestra uno de los supervolcanes de Marte. La imagen de la derecha corresponde al supervolcán de Yellowstone.
Al contrario de lo que pueda pensarse con tantos volcanes haciendo sombra en el suelo marciano, Marte es un planeta frío, con una temperatura media diaria de unos 50 grados bajo cero. Estas bajas temperaturas se cree que son debidas a un proceso llamado “carbonatación“, que hace que se elimine el dióxido de carbono de la atmósfera. Esta reacción puede explicar cómo la extracción de dióxido de carbono de la atmósfera del planeta cambió su clima de caliente, húmedo y hospitalario para la vida, al actual frío, seco y hostil. Este descubrimiento resulta muy significativo en el estudio del calentamiento global de nuestro planeta, ya que proporciona pistas vitales sobre cómo se puede limitar la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra y, por tanto, reducir el cambio climático.
El pasado 2011 la NASA lanzó el robot Curiosity en misión a Marte. Desde entonces este robot pasea sin descanso, no sin algún que otro problemilla en sus neumáticos, en búsqueda de rastros de vida en este pequeño y enigmático planeta. Los análisis realizados hasta ahora sobre rocas marcianas son esperanzadores, ya que muestran que en Marte hubo agua capaz de albergar modos simples de vida.Para terminar os dejo con alguna de las imágenes que este “curioso” robot nos ha ido enviando desde el inicio de su misión.
Finalizo el post de hoy con una foto que a mi personalmente me fascina, la puesta de sol, pero esta vez observándola desde la propia superficie de Marte y que podemos ver gracias al excelente trabajo del Curiosity. Gracias por tu trabajo amigo, buenas noches planeta rojo.
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