Un gramo de odio (Alfaguara, 2013), de Franz Delplanque, nos llega con tanto humor como violencia. Pero el autor no pierde la elegancia ni el saber estar.
Su delicadeza burguesa casa perfectamente con el entorno. Sentimos el rumor del oleaje a lo lejos, las frías playas del golfo de Vizcaya nos permiten la contemplación de un paisaje bello pero sutil, apreciable sólo para unos pocos.