Hoy ha sido un día lleno de emociones.
Han ingresado a Adrián para una endoscopia más, la de revisión, para ver cómo ha reaccionado su esófago tras la desensibilización a la leche. Desde su diagnóstico en 2017, he perdido la cuenta de cuántas veces hemos pasado por esto. UCI, anestesia... pero él, siempre con una sonrisa, como si no pasara nada. Lo admiro tanto, cómo lo enfrenta todo con una calma que me deja sin palabras. Es tan valiente.
Los resultados iniciales no han sido los que esperábamos. Nos dijeron que el esófago no se veía bien: manchas blancas, zonas que sangraban, acumulación de eosinófilos... Me sentí como si me dieran una bofetada.
Seguimos adelante, aunque con ese peso en el pecho. Por ahora no cambia la introducción de la leche, pero volvemos a medicar para la esofagitis y esperar los resultados finales en noviembre. Este proceso nunca ha sido sencillo, pero Adrián nos lo pone un poco más fácil con su manera de ver la vida.
Ahora toca esperar, seguir cuidándole y acompañándole en este camino que él, con su valentía, parece llevar mejor que yo. 💖