"La mente humana es como la vida: un laberinto que a veces saca de quien se pierde en él cosas que jamás habría imaginado."
Qué decir de Alejandro Palomas que no haya dicho ya. Cuando no cesan las nuevas ediciones de "Una madre", nos avisa (en su presentación y posteriormente en las redes sociales) que se acerca el nacimiento de "Un hijo". Y llegó el día...y yo no pude resistirme. Una de las cosas que más me gustan de Alejandro es que da forma a las palabras y hace literatura prácticamente de cualquier cosa. Pero antes de entrar en materia, conviene hacer sendas advertencias previas y aclaratorias, a saber:
1. "Un hijo" no es continuación de "Una madre". 2. Que publique La Galera (Bridge) y que el personaje principal sea un niño no quiere decir que sea una novela infantil y/o juvenil. Narrativa pura y dura.Y bien, ¿Quién es el "hijo"? Pues un niño muy especial: Guille, hijo de padres recién separados, con una empatía emocional impropia de su edad, hipersensible, introvertido, paradójicamente feliz y obsesionado con Mary Poppins; una obsesión que no consiste en querer ser como ella , sino en ser ella (ojo), dato este que no pasará desapercibido para su profesora, ni para la orientadora del colegio, que se pondrán manos a la obra a fin de descubrir qué guarda este pequeño en su interior.La fragilidad y la ternura de Guille cautivan al lector, que no puede dejar de leer para descubrir qué se esconde en tras esa relación paternofilial. Una historia con alma, como no podía ser menos si tenemos en cuenta quién la escribe. Porque no siempre dar voz a un niño resulta creíble, y aquí sí. Guille cautiva, remueve, emociona y arranca más de una sonrisa. Guille brilla con luz propia. Viene para quedarse en el corazón lector.Pero, antes de que este pequeño capte nuestra atención, debo decir que la edición bajo la que se presenta es un regalo para los sentidos...por su preciosa cubierta y tipografía. Maravilloso guiño a Mary Poppins, maravilloso Guille, maravilloso y entrañable misterio el que hay en esta historia. Maravillosa la forma en la que llega Alejandro Palomas a los lectores.
"De pronto, hay una puerta que se abre, una luz distinta o una expresión que no estaba allí antes. Para mí ese algo sigue siendo un factor casi mágico, aunque sé que no debería mezclar la magia en esto. hay una ventana nueva, como si la veleta hubiera girado sobre su soporte, trayendo vientos renovados."