Siempre quise surcar océanos y mares. Iluso de mí busqué en infinidad de libros, detrás de los escaparates de las librerías, tras los rimeros de las bibliotecas, pero nada, nunca fui capaz de cumplir mi sueño. Y, para colmo, ya no sé dónde anidan los poemas olvidados, ni las metáforas imposibles que me puedan ayudar. Insisto explorando odas y sonetos. Y, casi sin querer, me tropiezo con mi anhelo pegado en una pared. Es un poema de Machado. Un poema que casi tenía olvidado: «Érase de un marinero/ que hizo un jardín junto al mar…»Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel
Revista Arte
Siempre quise surcar océanos y mares. Iluso de mí busqué en infinidad de libros, detrás de los escaparates de las librerías, tras los rimeros de las bibliotecas, pero nada, nunca fui capaz de cumplir mi sueño. Y, para colmo, ya no sé dónde anidan los poemas olvidados, ni las metáforas imposibles que me puedan ayudar. Insisto explorando odas y sonetos. Y, casi sin querer, me tropiezo con mi anhelo pegado en una pared. Es un poema de Machado. Un poema que casi tenía olvidado: «Érase de un marinero/ que hizo un jardín junto al mar…»Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel
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