He recibido en el correo este mensaje, y me ha “conmovido” tanto que no he podido resisistirme a publicarlo. Espero que lo sintais tanto como yo.
A un hombre de unos 70 años, un tanto torpe y patoso al hablar, le está entrevistando un periodista en plena calle.
El sujeto se expresa del siguiente modo:
- Soy hijo de exiliados.
- Hasta los 27 años y poco antes de la transición no pude volver a España por culpa del Caudillo A mi padre, alcoholico, no sabíamos ni dónde enterrarlo.
- Mi madre, muy limitada mentalmente, estuvo muchos años en silla de ruedas.
- Ahora tengo 70 años.
- Hace meses me sacaron el 30 % de un pulmón.
- Mi mujer es inmigrante.
- Tengo tres hijos con ella.
- De los tres sólo trabaja algo una, la del medio,… pero no cobra nada.
- Todos, incluidos los nietos, viven de mi asignación.
- La mayor se acaba de divorciar.
- Mi yerno se daba a las drogas y al alcohol y la ha dejado con dos niños.
- El pequeño de mis hijos aún no se ha ido de casa y además se ha casado con una pecora divorciada y la ha traído a vivir con nosotros.
- Esa señora antes trabajaba y tenía mu buen puesto, pero desde que vino a mi casa ya no hace nada de nada.
- Ahora tienen dos niñas que también viven bajo nuestro techo.
- Y para colmo este año, con lo de la crisis, casi no nos hemos podido ir de vacaciones y si me apuras… ni he podido celebrar que España ha ganado el Mundial.
El periodista pone los ojos muy redondos y comenta:
Majestad, de verdad, no se queje tanto, no creo que su situación sea tan mala.
Caminando hacia la Republica.