Revista Moda
Leer es siempre un placer, más allá de que durante el año el tiempo para dedicarle a los libros sea menor que en el verano, siempre que llegan a mis manos lecturas interesantes no puedo dejarlas pasar. Así que ante la inminencia del estreno de una nueva versión de El gran Gatsby en los cines, decidí leer una novela de la que sólo recordaba fragmentos que alguna vez leí en la época de la facultad, pero que por alguna razón no terminé. Así que aprovechando la reedición que sacó Emecé, me lo auto-regalé con la firme promesa de leerlo antes de ver la película. Debo decir que que lo disfruté de principio a fin y que lo terminé enseguida. La descripción de la década del 20 que hace Fitzgerald es soberbia, una pincelada de la vida y las costumbres de una sociedad que despilfarraba en exceso como si no hubiera mañana; un grupo de personas que se sentían modernas y sin embargo mantenían tradiciones y convenciones de larga data; una historia de amor conmovedora y dolorosa que nos lleva a preguntarnos por el amor y sus secuelas, el sentido del pasado y su impacto en el presente... Un libro maravilloso, sin dudas...
Ahora bien, hablábamos de la película, verdad? Como ustedes saben, yo soy fanática de los clásicos, y si hay una versión fílmica clásica de esta novela es la de 1974, dirigida por Jack Clayton, con guión de Francis Ford Coppola ; y protagonizada por Robert Redford y Mia Farrow.
Esa exquisita versión refleja el clima -tórrido y por momentos agobiante- del verano de 1921 en las afueras de New York, y la pareja estelar enciende la pantalla. La química entre ellos es increíble y Mía Farrow logra dotar a su Daisy Buchanan de la dosis justa de inocencia y malicia propias del personaje. En palabras de Nick, la voz del relato...
"Volvió a reirse, como si acabara de decir algo muy ingenioso, me sostuvo la mano un momento, mirándome a la cara, como si se asegurara que no había nadie en el mundo a quien tuviese más ganas de ver".
Todo el film de 1974 está bañado por una luz veraniega que explota en los tonos claros... Ella y Gatsby son las joyas más bellas de la cinta...
"La cara de Daisy estaba surcada por las lágrimas (...) sin embargo en Gatsby se había producido un cambio desconcertante. Resplandecía literalmente, sin palabras o gestos de exultación; irradiaba un bienestar de su persona que llenaba la habitación"
Y en la película, las fiestas multitudinarias y resplandecientes que brindaba Gatsby son acordes a las descripciones del libro...
"Minuto a minuto, la risa suena más fácil (...) los grupos varían rápidamente, se hinchan con recién llegados, se disuelven y se forman en un mismo aliento; hay errantes y confiadas muchachas que revolotean de un lado a otro entre los grupos más ruidosos y estables, en un momento determinado se convierten en el centro de uno de ellos y, excitadas con el triunfo, se deslizan entre la oleada de rostros, voces y colores, bajo la iluminación constantemente cambiante".
La repercusión de aquel film fue tan impactante que los medios gráficos se hicieron eco del estilismo propio de los años 20's tan bien retratado allí. No es para menos, Ralph Lauren estuvo detrás del vestuario de aquella versión...
Pero como pasa siempre en Hollywood, había que hacer una remake... Y si bien hubieron otras, la más esperada y promocionada es la de Baz Luhrmann, protagonizada por Leonardo Di Caprio y Carey Mulligan.
Muchas cosas me pasaron con este film... En principio el impacto visual es abrumador -y eso que no la ví en 3D-, el despliegue de las fiestas con música tipo electrónica y hip-hop juega a favor de dotar al ambiente de Gatsby de los excesos y frenesí que pueden tener ciertos eventos festivos propios de nuestros tiempos... Eso no me gustó, pero se me ocurre que el director buscó acercar al gran público y eligió hacerlo desde referencias contemporáneas para lograr empatía.
La luz con filtro y los tonos pastel propios de la otra versión dan lugar a colores saturados, maquillajes muy recargados y cierta estética circense propias del universo de Luhrmann -recordar Moulin Rouge-. En cuanto a la pareja protagónica me pasó que no sentí nada. Di Caprio compone a un correcto Gatsby, incluso se esfuerza para lograrlo, pero Carey no llega a rozar siquiera la fragilidad de Daisy, los medios tonos o la hondura de los momentos finales. Una pena... El resto de los personajes, salvo Tobey Maguire como Nick, lucen exagerados, como grotescos. Faltó sutileza, me parece...
"Había ido más allá de ella, más allá de todo. Se había entregado, con creadora pasión, acrecentándolo todo, adornándolo con cualquier pluma brillante que encontrara en su camino. Ninguna cantidad de fuego o frescura puede desafiar a lo que un hombre es capaz de almacenar en su fantasmal corazón".
Eso sí, el vestuario es realmente impactante con gran cantidad de prendas de Prada -ver review de Gonzalo aquí, al igual que la joyería, detalle omnipresente en el film, de la cual ya dio cuenta Mariana acá. Así que no agregaré mucho más sobre ello, salvo que muchos de los vestidos pueden ser lucidos hoy en día porque retoman líneas o siluetas de entonces, pero con detalles de tendencia actual. Y al igual que lo sucedido en 1974, el fashion system no se quedó afuera de la oleada Gatsby...
Click acá para ver nota
Para ir cerrando les digo que leer el libro es una buena manera de adentrarse en este clásico, y ver la versión de 1974, una oportunidad de poner en imágenes las historias narradas por Fitzgerald. Para mí la remake de este año se queda en lo visual y si bien reproduce casi literalmente el libro, no alcanza a transmitir la profundidad que la otra película logró ofrecer. Pero como decimos siempre, todo es cuestión de gustos... Seguro habrá quiénes hayan disfrutado de ésta última y me va a encantar leer sus comentarios. Espero que el post les haya gustado, que me cuenten lo que quieran en torno a Gatsby o lo que deseen expresar. Nos leemos hoy y todo el fin de semana. No olviden participar del sorteo que les propuse el miércoles. Besos:>