
Por supuesto la maldición viene de la mano de las ideas izquierdistas y el cambio social y económico de los años 60. Manifestaciones antibélicas y proclamas que acabarán con la vida de el Sueco de un bombazo. Literalmente su hija pone un bomba y mata a un hombre.
Roth, con prosa clara y gran ritmo, nos conduce en una de sus mejores novelas del paraíso al infierno sin ahorrarnos los detalles. La culpabilidad ( ¿qué he hecho mal? ), el odio (alguien engañó a mi niña), el amor ( ¿la amo en cualquier caso? ), la inacción ( no hice lo que debía), las dudas ( y ahora.. ¿qué puedo hacer?) .... Todo lo que era sólido se derrumba ante nuestros ojos.
Roth, en boca de su alter ego el escritor Zuckerman, nos enreda en una ficción donde la literatura crece dentro de la literatura. Un bucle que nos atrapa en el laberinto creativo y no mantiene en vilo hasta el final. Sufrimos con el Sueco y con él nos indignamos. Añoramos con él los tiempos en los que todavía se podía creer en el sueño americano. Una novela para leer una vez y otra más.