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Un lugar en el mundo

Publicado el 02 junio 2014 por Lola_world
Un lugar en el mundo
Hace ya muchos años de mi infancia, pero hay cosas que no se olvidan nunca, se quedan grabadas en la memoria sin ninguna dificultad, quizás porque tu inocencia te impide poner barreras a nada, o tal vez porque algún día aprendí a no dejar de mirar con los ojos de entonces.

Yo nací en un barrio de la periferia de Madrid, una zona industrial que aún sigue en pie, como todos los sitios donde la gente humilde consigue echar raíces muy profundas y se deja la piel por conservar lo que considera suyo. De esos sitios que se quedan dentro y vuelven a ti de manera recurrente a través de olores, sabores, imágenes, colores...esas pequeñas cosas que luego te acompañarán el resto de tu vida.

No sé si uno es de donde nace o de donde habita, todavía no he encontrado la respuesta. Lo único que sé es que una siempre vuelve a los tiempos en los que huele a verano y se oyen risas de niños que juegan en la calle. Ese tiempo en el que todavía no has aprendido lo que es el miedo, ni sabes de qué color es el dinero, un tiempo para mirar al mundo con los ojos más limpios que tendrás nunca.Probablemente, uno de las imágenes que he guardado con más cariño desde entonces, es el de las flores silvestres, esas que nadie quiere ni recoge, aquéllas que estaban en los descampados cercanos a mi casa, que eran las únicas zonas verdes por entonces, y donde, por supuesto, jugábamos todos los días con la firme creencia de que era el mejor lugar del mundo. Y todavía lo sigo creyendo. 

A veces me pregunto cual es mi lugar en el mundo, ese donde quisiera que mis raíces crecieran hasta hacer brotar las más bonitas flores silvestres. Me he preguntado siempre a quien pertenece una cuando no ha conseguido echar raíces en ninguna parte, cuando ha dejado atrás de manera recurrente todo aquéllo que ha querido.

Me pregunto demasiado y no encuentro ninguna respuesta más que aquellas que me dicen que soy una persona desarraigada destinada a no pertenecer a ningún lugar. Y, sin embargo, a veces mientras paseo por el campo la vista se me pierde hasta encontrarme con algún color ya familiar, algún olor a verano, alguna flor salvaje...y entonces me acuerdo de quién soy y de donde vengo. 

Yo pertenezco a ese descampado de enfrente de mi casa, a ese sitio con flores silvestres, a esas calles de barrio pobre, a las vías del tren que no iba a ninguna parte, a las fábricas cercanas llenas de trabajadores muy humildes que emigraron desde todas las regiones de España. Soy de donde mis recuerdos son más claros y transparentes, del lugar en el que he caminado con total inocencia, del sitio al que jamás volví pero nunca he dejado.

Si algún día quiero recuperar la infancia que llevo dentro, no tengo más que mirar las flores, ahí estoy yo y ahí está mi lugar en el mundo.


photo credit: Martin_Heigan via photopin cc
Un lugar en el mundo

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