Domingo 26 de Marzo de 2017
Los astrónomos a menudo dirigen sus telescopios a la Gran Nube de Magallanes, una de las galaxias más cercanas a nuestra Vía Láctea, en su búsqueda por entender el universo. En esta espectacular imagen desde el Wide Field Imager (WFI) en el Observatorio La Silla de ESO en Chile, una colección celeste de diferentes objetos y fenómenos, ocurren en parte de la LMC. Como se puede ver en la imagen, van desde grandes cúmulos globulares a los restos que dejan brillantes explosiones de supernovass. Esta fascinante observación proporciona datos para una amplia variedad de proyectos de investigación que pongan de relieve la vida y muerte de las estrellas y la evolución de las galaxias. La Gran Nube de Magallanes (LMC) está situada a sólo 160.000 años luz de la Vía Láctea, muy cerca en una escala cósmica. Esta proximidad hace que sea un objetivo muy importante ya que puede ser estudiada con mucho más detalle que los sistemas galácticos más distantes. La LMC se encuentra en las profundidades de la constelación de Dorado, en el cielo del sur y bien situada para las observaciones de los observatorios de ESO en Chile.
Es una de las galaxias que forman el Grupo Local, que rodea la Vía Láctea. Aunque enorme en una escala humana, la LMC es de sólo una décima parte de la masa de nuestra galaxia y mide sólo 14.000 años luz, en comparación con los 100.000 años luz de la Vía Láctea. Los astrónomos se refieren a ella como una galaxia enana irregular. Su irregularidad, combinada con su prominente barra central de estrellas sugiere a los astrónomos que las interacciones de marea con la Vía Láctea y su compañera galáctica, la Pequeña Nube de Magallanes, podrían haber distorsionado su forma, y pasar de una espiral barrada clásica a su forma actual, más caótica. Esta imagen es un mosaico de cuatro imágenes del Wide Field Imager en el telescopio MPG / ESO de 2,2 metros en el Observatorio La Silla, en Chile. La imagen cubre una región del cielo cuatro veces más grande que la Luna llena. El enorme campo de visión de la cámara hace que sea posible ver una gran variedad de objetos de la LMC en una sola imagen, aunque sólo se ve una pequeña parte de toda la galaxia. Docenas de cúmulos de estrellas jóvenes, así como rastros de brillantes nubes de gas.
Un gran número de estrellas débiles llenan la imagen de borde a borde y en el fondo, más galaxias, mucho más allá de la LMC, también son visibles. Los cúmulos globulares son colecciones de cientos de miles de millones de estrellas unidas por la gravedad en una forma más o menos esférica de sólo unos pocos años luz de diámetro. Muchos orbitan la Vía Láctea y la mayoría son antiguos, más de diez mil millones de años, y se componen principalmente de viejas estrellas rojas. La LMC también tiene cúmulos globulares y uno es visible como el blanco borroso cúmulo de estrellas ovalada en la parte superior izquierda de la imagen. Se trata de NGC 1978, un cúmulo globular inusualmente masivo. A diferencia de la mayoría de los otros cúmulos globulares, NGC 1978 se cree que sólo tiene una edad de 3,5 mil millones de años. La presencia de este tipo de objeto en la GNM lleva a los astrónomos a pensar que la LMC tiene una historia más reciente de formación estelar activa que nuestra propia Vía Láctea.
Además de ser una región vigorosa de nacimiento estelar, la LMC también ha visto muchas muertes estelares espectaculares en forma de brillantes explosiones de supernovas. En la parte superior izquierda de la imagen, el remanente de una de las supernovas, una tenue nube de forma extraña llamada DEM L 190. Esta gigantesca nube de gas resplandeciente es el remanente de supernova más brillante en la LMC, y está a unos 30 años luz de diámetro. En el centro, donde una estrella se ha agotado, ahora se encuentra un magnetar, una estrella de neutrones con un campo magnético muy potente. En 1979 los satélites que orbitaban la Tierra detectaron una poderosa explosión de rayos gamma procedente de este objeto, llamando la atención sobre las propiedades extremas de esta nueva clase de exóticos objetos estelares creados por explosiones de supernovas. Esta parte de la Gran Nube de Magallanes está tan llenao de cúmulos de estrellas y otros objetos que los astrónomos pueden pasar jornadas enteras explorándolo. Con tanta actividad, es fácil ver por qué los astrónomos están tan interesados en estudiar las criaturas extrañas en este zoológico celeste.
Fotografía OriginalCrédito: ESO