[6/10] De la mano de David Cronenberg asistimos a una sesión de psicoterapia con del Dr. Jung y a otra con su mentor, el Dr. Freud. La paciente es una mujer rusa, Sabina Spielrein, maltratada en la infancia por su padre y ahora con deseos de convertirse en psiquiatra. Es el trío protagonista de “Un método peligroso”, adaptación de la obra teatral de Christopher Hampton, nos cuenta los inicios del movimiento del psicoanálisis surgido a comienzos del siglo pasado, y también la historia de unas vidas enredadas en sus teorías y deseos personales, con impulsos ciegos de ciencia y pasión, con intenciones ocultas y retorcidas, y donde no falta la soberbia intelectual y la sensibilidad enfermiza. Son un puzzle de relaciones turbulentas y destructivas vistas como tabla de ensayos clínicos para una nueva terapia que se apoyaba en el uso de la palabra y que discurría por terrenos pantanosos.
El director de “Promesas del Este” se acerca a este periodo convulso para mostrarnos todo el terremoto intelectual y político que vive Europa, a las puertas de la 1ª Guerra Mundial y de una nueva persecución judía. Lo hace con un estilo depurado, seco y directo, sin concesiones emocionales ni más excesos dramáticos de los que el tema exige. Lineal en el desarrollo de la historia y fría en su puesta en escena, las interpretaciones de los doctores se mantienen en la mesura y contención, con Viggo Mortensen que plasma en su rostro toda la ambición y distancia interpuesta por Freud, mientras que Michael Fassbender encarna la contradicción e inseguridad de un Jung que se mueve entre el deseo y la razón, entre el ardor y la profesionalidad. Bastante más desatado y excesivo es el papel de Keira Knightley como Sabina, en un trabajo lleno de fuerza y pasión descontrolada, enferma en sus convulsiones, sensual en su mirada y lúcida en sus juicios.
Especialmente conseguida está la recreación de época con un diseño de producción y un vestuario muy cuidados, y con una fotografía y planificación que recurren a la profundidad de campo para decirnos que siempre hay algo detrás de lo que aparece a primera vista. Más dudosa es la oportunidad y necesidad de introducir la subtrama del libertino Otto Gross, insertada de manera un tanto artificial para desatar la pasión del juicioso Jung pero en desconexión con el tema principal de la rivalidad Freud-Jung, por lo que no sirve más que para mostrar la diversidad de opiniones generada en el seno del movimiento vienés.
La complicación de esta bajada al subconsciente tiene su reflejo en algunos de los diálogos de los protagonistas, bien resueltos en sus encuentros y en su epistolario, pero irremediablemente especulativos e intelectuales cuando discuten sobre la represión sexual y el masoquismo como método de excitación, sobre el yo que se anula en el otro o que encuentra en él su liberación, sobre el dominio del esos impulsos salvajes o su encauzamiento hacia cualquier relación sexual. Por eso, a un espectador poco ducho en el tema puede cansarle tanta perorata y locuacidad, y al resto puede terminar por hartar tanta falsedad y obsesión, tanto engaño y perversión.
En cierta medida, la película del director canadiense es también un aséptico paseo por la tenebrosa mente de unos psiquiatras que a veces se comportan como auténticos neuróticos porque no saben guardar las distancias, y de unos enfermos que aspiran a ser doctores y diagnosticar lo que sucede bajo la piel de sus conductas. Un mundo complejo y oscuro para una realidad que tenía algo de investigación científica y mucho de trauma personal, con algunos logros terapéuticos y bastantes peligros en su método, aquí expuesto de manera un tanto esquemática y sin escuchar la voz de sus conciencias… porque sólo hay pulsión en esa mirada cerrada sobre sí misma y sin moral. Una película contenida y sobria para una realidad enrevesada y turbadora, donde el médico corre el peligro de volcar su problemática sobre el extraviado paciente, y donde el sueño de la razón produce monstruos.
Calificación: 6/10
En las imágenes: Fotogramas de “Un método peligroso”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2011 Recorded Picture Company, Lago Film, Millbrook Pictures y Prospero Pictures. Todos los derechos reservados.