Revista Bolsa
Hacía casi dos milenios que lo habían crucificado por robar gallinas, le volvió a recordar el Páter a Crispín, que remaba por río sin prestarle atención. Él seguía pensando en Clemetina que seguro le estaría esperando en casa. Dejó al Páter en la otra orilla y recogió a un cazador. El cazador le enseñaba la escopeta que acababa de comprar. Crispín continuaba pensando en la sopa que le estaba haciendo Clementina. Dejó al cazador y recogió a la marquesa que le contaba lo aburridos que eran sus amantes. Él no hacía caso de lo que la marquesa decía, porque no podía de dejar de mirarle el escote.