Un mojón para Málaga
Artículo de Zabala de la Serna en El Mundo
“Sin aspirar a contable, ni mucho menos a economista o empresario, los números futuribles de La Malagueta se me nublan en el nuevo pliego que parte de un tope de canon plausible y reducido de 240.000. A partir de ahí las frases y los puntos "revolucionarios" de la normativa se me dan de bofetadas y algunos gritan con demagogia barata ("miramos por el bolsillo de los aficionados", ha dicho el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo). La "revolución" viene a convertir Málaga en plaza de temporada desde Semana Santa a septiembre, que algún sabio debe de haber exigido, con lo cual el supuesto "colchón" del tope de canon frente al anterior empiezan a devorarlo los ácaros de la irrealidad. Suma y sigue: dos festejos (corrida con los triunfadores y novillada en septiembre) y la Corrida de la Prensa en junio por San Ciriaco. Puntuarán la rebaja de los abonos hasta un 30% y puntuarán los actos culturales ya que es el primer pliego que sale desde que los toros pasaron a Cultura con 3 puntos (evidentemente si el toreo ha de ser Cultura que lo pague la empresa privada). Por supuesto la Diputación de Málaga colabora espléndidamente bajándose la cuota de entradas de 650 a 450 entradas por tarde. La feria constará de 8 corridas de toros, una novillada y una de rejones. Que no falte que la Diputación, en honor de una política netamente liberal, fija un tope de precios. Y ahora contemos que La Malagueta es plaza de primera categoría (su gran cáncer) con sueldos, gastos y caché de figuras y ganaderías de primera línea acordes, sin que digan exactamente cuánto afora (puede que menos que Alicante o Almería). Ahora metes esto en la coctelera de una licitación que deja "a discreción" -la discreción se pierde desde los mínimos- la oferta de festejos totales en la nueva plaza de temporada, los agitas y te sale un mojón así de gordo. Un mojón para el apoyo de la Diputación a los toros porque no expone un alamar y, probablemente, un mojón para el futuro de Málaga, que al final pagará su afición como siempre. Y si no, al tiempo.
(Ahora, en la escena final, sale a la palestra el político demagogo de turno que ata de pies y manos al empresariado, lo lastra, lo tira a la piscina y le pide imaginación para que nade. No te jode).”