Un momento crucial
La Tierra está pasando por una transición en la cual las energías cósmicas más potentes y puras comienzan a impregnarla y a alejar fuerzas negativas que durante milenios estuvieron instaladas aquí.
Consciente o subconscientemente todos saben de qué se trata cuando escuchan hablar de esa transición y, enseguida, presienten algo que transformará toda la superficie del planeta. Sienten tensión, temor o depresión a medida que caen sus viejos valores.
En las metrópolis, sobre todo, la decadencia de las bases de esta civilización asume grandes proporciones, altera el ánimo, la armonía y el equilibrio, e impide la paz entre los seres y en el interior de cada uno.
Pero es posible estar ante esta transición planetaria de forma inteligente, no como víctima, sino como colaborador de las energías superiores, radiantes y luminosas que comienzan a implantarse. Para ello, es importante saber que los pensamientos y las emociones, en general, están sumergidos en ese campo colectivo contaminado de tensión y conflicto y que, por lo tanto, no son confiables.
El primer paso es el de tomar consciencia de que en el propio ser existe un núcleo que está por encima de los pensamientos normales y de las emociones, un núcleo de armonía estable, que no se deja perturbar por ninguna situación externa. Se trata de aspirar al contacto y a la identificación con ese núcleo.
El segundo paso consiste en aprender a frenar la mente para impedir su tendencia a involucrarse con los estímulos desarmonizadores que recibe. Estos dos pasos – el del reconocer el núcleo de paz interior y el de controlar la mente – son fundamentales. Ante cualquier situación conflictiva, esos pasos tienen gran valor.
Otro paso esencial es no dejar que la inercia se implante en el ser. La tensión y la depresión debilitan el cuerpo de energías, el llamado cuerpo etérico que, si está desvitalizado, lleva a la apatía. Es indispensable usar correctamente la voluntad y la realización de actividades evolutivas. Las personas que estén pasando por el asedio de fuerzas psíquicas desordenadas o que hayan sido perturbadas por algún shock o pérdida, no deberían aislarse ni confirmar ese estado, sino ir al encuentro de actividades que puedan beneficiar a los demás.
La higiene, el orden y la armonía en sí mismo y en el ambiente son más importantes de lo que se piensa, pues evitan el ingreso en estados de caos. Mantenerlos es una especie de medida preventiva, profiláctica, que no debe faltar, dado que las fuerzas conflictivas de los niveles psíquicos se nutren de esas desarmonías. Además, en las inestabilidades emocionales o mentales, la relación con la alimentación se desestabiliza: la persona tanto puede pasar a comer en demasía, en la tentativa de compensar la desestabilización – lo que no resuelve, pues la causa no es física – como puede perder el apetito, por causa de apatía o de desinterés por la vida. En cualquier circunstancia, la alimentación simple, sin condimentos excesivos, contribuye a la regularización de los ritmos orgánicos.
Es también fundamental mantener siempre la independencia propia en cuanto a las opiniones e ideas que circulan, pues en general sólo confunden; ejemplo de eso es la ansiedad que se instala a raíz de la creencia de que la salud del cuerpo se pierde si no se duerme bien. Si la persona no consigue dormir, en lugar de dejarse llevar por esa ansiedad o por la angustia, debería usar el tiempo creativamente, realizando alguna tarea útil, buscando así disciplinar la actividad mental. Cuando está desordenada, esta es la principal causa de insomnio.
Una poderosa ayuda para el restablecimiento del equilibrio es escuchar piezas musicales inspiradas. Las obras de elevada calidad son capaces de reorganizar las energías de la persona y pueden ser curativas, tanto como una buena lectura.
Estas sugerencias son preliminares para vivir en paz interior y con sabiduría en la época actual. Cuando alguien las adopta con determinación, puede canalizar e irradiar las energías del porvenir en un mundo que hoy está desorientado.
Finalmente, la fe, la autodisciplina y la ausencia de especulaciones mentales llevan al contacto con la vida interior, encuentro que no puede ser pospuesto en los tiempos que corren.
Trigueirinho.