¿Adónde vamos ahora? ¡A la Güinera! Bueno vamos a la parada a coger el P13... Esas fueron las primeras palabras al llegar a la Habana, a esa Habana tan querida por los orientales. Cargado y agotado por veinte horas de viaje en el tren, apenas sin dormir, y eso que no se rompió, llegué a la parada. Harto de gente, las guaguas pasan y no paran, tuve que salir para el parque de la Fraternidad, para montar desde la primera parada.
Un Habanero se para a mi lado y empieza a quejarse por los equipajes, que si los orientales vienen a la Habana, que hasta cuando... Y me pregunto ¿Dónde están los habaneros? Me vire con indignación por sus palabras o mejor dicho, sus pullas, y le dije: ¿de dónde tú eres compay? Porque ese hablaito no es de habanero, eso es de un santiaguero imitando a un habanero y el que trabaja aquí en la Habana son los guajiros...
Qué vida busca el oriental en la Habana, la mejor, porque es en la capital donde pasan los mayores eventos, las mejores noticias, y la Habana enamora de eso no hay dudas. Los grandes edificios, las grandes avenidas, el transito... el ajetreo y los mejores almendrones, incluso hasta las películas de Hollywood se filman en la Habana.