La Tierra observada desde la órbita lunar por la sonda LRO. Crédito: NASA/Goddard/Universidad Estatal de Arizona.
En estos momentos, estamos observando fijamente una pequeña sección del cielo para ver si podemos detectar planetas que puedan ser habitables. El telescopio Kepler vigila una diminuta región del cielo en la Vía Láctea, esperando detectar planetas cuando transitan frente a sus estrellas. Pero si astrónomos extraterrestres estuvieran haciendo lo mismo y detectasen la Tierra transitando frente al Sol, ¿cuán habitable parecería nuestro planeta?
Podrías pensar, debido a que vivimos aquí, que la Tierra parecería 100% habitable desde un lugar lejano. Pero ese no es el caso. Según un análisis realizado por Rory Barnes, Victoria Meadows y Nicole Evans del Laboratorio Planetario Virtual en la Universidad de Washington, desde un punto distante en la galaxia, la probabilidad de que la Tierra sea habitable podría ser de 82%.
Barnes y su equipo determinaron una probabilidad de 82% luego de crear un “índice de habitabilidad para planetas en tránsito” que busca clasificar la habitabilidad de los planetas basándose en factores como la distancia a la que se encuentra de su estrella, tamaño del planeta, naturaleza de la estrella y el comportamiento de otros planetas en el sistema.
La búsqueda de exoplanetas habitables está dominada por la idea de la zona habitable; una región alrededor de una estrella donde un planeta no está tan cerca de la estrella para que toda el agua se evapore ni tan lejos para que toda se congele. No es una distancia fija, sino que depende del tipo y tamaño de la estrella. Con una estrella grande y de alta temperatura, la zona habitable estaría mucho más lejos que la distancia de la Tierra al Sol, y viceversa para una estrella más fría y pequeña. “Ese fue un gran primer paso, pero no hace ninguna distinción dentro de la zona habitable”, dice Barnes.
Kepler ya ha confirmado la existencia de más de 1.000 exoplanetas, con más de 4.700 planetas candidatos en total. Y Kepler aún está en funcionamiento. Cuando llegue el momento de examinar estos planetas con más detalle, con el Telescopio Espacial James Webb y otros instrumentos, ¿dónde comenzaremos? Necesitamos una manera de clasificar los planetas para estudiarlos. Aquí es donde aparecen Barnes, su equipo y el índice habitabilidad.
Para clasificar los candidatos, Barnes se centró no solo en la distancia entre el planeta y la estrella, sino en el equilibrio general de energía. Se toma en cuenta no solo la energía recibida por el planeta, sino que también su albedo; cuánta energía refleja de vuelta al espacio la superficie del planeta. En términos de ser lo bastante cálido para la vida, un planeta con albedo alto puede tolerar estar más cerca de su estrella, mientras que uno con albedo bajo puede tolerar una distancia mayor. A su vez, este equilibrio se ve afectado por la excentricidad de la órbita del planeta.
El índice de habitabilidad creado por Barnes y sus colegas es una manera de introducir los datos, incluyendo el albedo del planeta y su distancia a la estrella, y obtener un número que representa la probabilidad del planeta de ser habitable. “Básicamente, hemos ideado una manera de tomar todos los datos observacionales que estén disponibles y desarrollamos un esquema de priorización, de modo que cuando nos acerquemos al momento en que haya cientos de objetivos disponibles, podremos ser capaces de decir ‘bien, ese es con el que queremos comenzar’”, dijo Barnes.
Entonces, ¿cuál fue el resultado para la Tierra? Si astrónomos de un planeta distante estuvieran creando su propio índice similar al de Barnes y su equipo, con un 82% la Tierra sería un buen candidato. Quizá ya nos están estudiando con más detalle.
El artículo “Comparative Habitability of Transiting Exoplanets” está disponible en el repositorio arXiv.
Fuente: Universe Today