Revista Sociedad

Un país de fútbol y coronas

Publicado el 17 junio 2014 por Salva Colecha @salcofa

Cada vez estoy más convencido. No es mala idea eso de largase lejos, muy lejos de aquí con una bienvenidomrmarshallwebcamiseta que ponga “Yo me exilio, ahí os quedais”. Y eso, ¿A santo de qué? Pues nada, estaba pensando que además del espíritu aventurero ese estilo Marco Polo que según la ministra tienen nuestros jóvenes, los que huyen buscando un  futuro lejos de en un país en el que ya pedimos la apertura de los comedores escolares para que, por lo menos, los pitufos puedan comer algo y no salir desnutridos en las fotos que llaman a los turistas a tomar el sol y dejarse el parné en esta especie de parque temático de los años 60 que es, al final, en lo que nos están transformado, lamentable.

Al final nos van enredando pero aquí nada cambia, por mucho que nuestro plasmado presidente nos diga lo contrario. El otro día se volvió a paralizar el mundo con el partido de la Roja. Ese que acabó en desastre provocando que todo sumiese en la desesperación,

brasil-2014
ya fue raro que nadie se tirase por la ventana (o igual sí lo hicieron, yo que se). El fútbol, ese si tiene el poder de parar el país, no el que nos sacudan con leyes bárbaras ni que nos impongan monarcas, ni el paro, ni nada, sólo el partido importa, ¿ de verdad somos así o nos lo hacen creer?. Ya veremos esta tarde si los futboleros se llevan otro disgusto de esos de los que te pasas tres días con la cabeza enterrada como un avestruz. No se lo deseo a nadie, pero si el desastre se consuma, perdonadme los futbolianos, por lo menos nos consolaremos habiéndonos ahorrado los 720.000 euros por barba para cada uno de los que corretean en pantalón corto persiguiendo un balón (como diría mi abuela, como si no tuviesen suficientes “lerus” para comprarse uno cada uno). La enorme e indecente suma que ahorraríamos sugiero que se invirtiese en sanidad, en dependencia o educación, por decir algo, porque vamos escasos de todo. De todo menos de chorradas.

Punto y aparte merece el cansino “affaire” de la proclamación de Felipe VI (un jueves de Corpus Christi, oiga) esa que promete ser “solemne y austera” (vete tu a saber que querrá decir eso,

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supongo que algo como “arreglá pero informal”, pero estrena coches nuevos de policia). En este país somos así, hemos de ser más que el vecino del segundo, ¿que si toca ser monárquico? Pues se gasta una cantidad ingente de dinero en posters, banderitas y utensilios varios con la foto de los próximos gerifaltes, aunque después a nuestros niños no les llegue para la merienda. ¿Que se nos ocurre no ser demasiado monárquicos? Pues nada, hijo, ahí estará Botella con un “relaxing cup of cafe con leche” y  un bando incalificable perpetrado con nocturnidad y alevosía para “alentarte” a engalanar las calles y a nuestra triste figura, si se tercia, para sumarnos al fervor estilo
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Princesas Disney. Y por si se te ocurría quejarte, por si pensabas que en este régimen casi medieval, existía la libertad de expresión, pues nada que sepas que la Delegación del Gobierno no autoriza manifestaciones republicanas, no vaya a ser que ensuciemos la foto con la que demostraremos a medio mundo que aquí nada cambia, seguimos gobernados por gente deslegitimada, arcaica y un tanto déspota que nos hará tragar sin siquiera preguntar una monarquía que perfectamente puede evolucionar hacia la teocrácia porque como a nuestro “joven aunque sobradamente preparado” monarca, a Mariano el Recortador o a Gallardón, el perseguidor de la moral ajena, se les ocurra pensar que el “Papa Paco” es demasiado progre, pues eso, Felipe&Letizia podría pasar a ser los comendadores de la fé hispana. Aunque prefiero no dar ideas, no vaya a ser que les gusten…

Sólo nos queda esperar un poco, hasta que las urnas vuelvan a hablar, entonces puede que consigamos desandar parte del camino que nos han obligado a recorrer.


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