La fascinante ciudad colombiana te recibe siempre con los brazos abiertos y te atrapa desde el primer momento.
Fundada el 1 de Junio de 1533 por Pedro de Heredia, se convirtió en uno de los puertos más importantes de América en la época de la dominación española.
Al poco de su fundación, se convirtió en una sociedad colonial de encomenderos. 
Su nombre le fue dado por la similitud que sus primeros descubridores le encontraron con la bahía de Cartagena de España.
Las Bóvedas o centro de venta de productos artesanos locales, ahora desierto pues son sólo las 8 de la mañana.
La ciudad fue asaltada en numerosas ocasiones por tropas inglesas, francesas y holandesas y por piratas de todo tipo. Por esa razón, Felipe II encargó la construcción de su sistema defensivo. Murallas y fuertes -que permanecen intactos- dan fe del azaroso pasado de Cartagena.
Es fácil sentirte cautivada por el colorido de la mercancía de las palanqueras, que te preparan un rico plato de frutas tropicales en un santiamén.
¿Quién no se siente cautivado por el sabor y el color?
Es un privilegio asistir, cámara en mano, al despertar de la ciudad pero es hora de volver al hotel pues me espera un largo día de trabajo.
Espero que hayáis disfrutado del paseo tanto como yo. Para los que hayáis apuntado este destino en vuestra agenda y queráis saber más, os dejo el sitio oficial de la ciudad de Cartagena de Indias. Buenos días y buena suerte.
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