Si ayer en hablaba de un loft industrial... Hoy en Un Paseo por el arte... Un viejo caserón americano de la década de 1920...
Este lienzo fue la primera obra que adquirió el MoMA de Nueva York. Es una pintura realista, como todas las de Hopper, realizada con una clara intencionalidad. La idea es poner de manifiesto a través de muy pocos elementos la confrontación existente entre el mundo rural de la Norteamérica de la década de 1920 (muy enraizado en la tradición) con la novedad que implicaban los raíles de los trenes.
De manera muy sencilla Hopper aborda el tema de lo nuevo y lo viejo, representados a través de los raíles del tren, situados en primer término de la composición, y del viejo caserón con la mayor parte de sus ventanas cerradas. La atmósfera está marcada por una luz de atardecer que, sin estridencias, hace alusión a un mundo que va desaparenciendo para dar paso a otro, marcado por la presencia de los avances tecnológicos. En esta obra, como en otras de Hopper, se respira una cierta nostalgia y el espectador de se involucrado en ella, sin demasiadas posibilidades de escapar.
1. Esta vieja vivienda, muy característica de las zonas rurales de Estados Unidos, presenta un aspecto noble, pero un tanto descuidado. Recuerda, en cierto modo, aquella vieja casa que Hitchcock utilizó para una de sus películas más significativas, Psicosis.
2. Es relevante apuntar que Hopper fue uno de los diversos artistas que se interesaron por mostrar en sus pinturas las vías del ferrocarril, así como los trenes y andenes, aunque hubo otros, como Marc Rothko, que también dedicaron muchas telas al metro y las estaciones de ferrocarriles.
¿Conocíais este paisaje nostálgico de Hopper?
¡Feliz fin de semana queridos amantes del arte!
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