¡Pues ya estoy de vuelta! :) sé que me tomé dos semanas de kit-kat por aquello de ordenar, reorganizar o por lo menos medio ubicar cada cosa en su sitio, pero llegó el viernes y la lista de la compra y automáticamente visualicé un pastel de los de disfrute absoluto. Dudé entre varias opciones y como muchos ya sabéis el año que viene monto una bakery así que me decidí por un "must" de cualquier horno americano que se precie, una "Hummingbird cake".
Por sí alguien no conoce la traducción quiere decir algo así como pastel del colibrí. Su origen es americano, como os he dicho, concretamente del sur de Estados Unidos. Es un pastel delicioso, spicy, como dirían los anglosajones, húmedo, suntuoso... Una mezcla de, alucinad, plátanos, piña, nueces y canela. ¿Os suena raro? Pues no tardéis en hacerlo porque triunfaréis.
Estas layer cakes llevan un frosting de crema de queso que es una auténtica maravilla. No he hecho hincapié en él en la introducción porque a pesar de que la receta lo exige yo en mi ración renuncié a él. Unido al pastel es otra bomba calórica, ¡así que cuidadito si estáis en plena operación bikini!
¡¡¡Es maravillosa!!! Y sobre todo una sorpresa total y absoluta. Os prometo que cuando la iba haciendo y veía el colorín y textura que cogía me dió un poco para atrás, pensé: Buf, ¿qué pinta, no? pero oye, ¡una sorpresa! De hecho esta mañana he congelado lo que me quedaba para cuando venga mi madre o iba a ser capaz de comérmela yo solita!!!
Los amantes de la canela la adorarán, el plátano y la piña son simples acompañantes, es la mezcla de todo lo que le da categoría de, ya que entramos en marzo, y su noche hollywoodiana por excelencia, Óscar a la mejor protagonista.
¡Feliz jueves!