Un pianista de provinciasRamiro SanchizRandom HouseRústica / Digital | 288 páginas | 17,95€ / 9,49€
¿Cuál de los muchos precipicios irremediables a los que se asoma nuestro mundo actual puede ser el que —finalmente— aniquile de una vez por todas a la humanidad? La ucronía (casi) siempre se caracteriza partir de un punto en el pasado en el que algún acontecimiento histórico sucedió de forma diferente, para la historia que nos cuenta, a como ocurrió en realidad. Para Ramiro Sanchiz, en Un pianista de provincias, esa diferencia de nuestra historia se sitúa en algo que pasó en los años noventa, una catástrofe, donde el petróleo se ha terminado y una especie de pandemia orgánica (casi cercana a la de Jeff Vandermer en su trilogía Southern Reach) invade el mundo entero. Nostálgico, especulativo y extraño, Un pianista de provincias es hijo deudor de la pandemia de COVID-19, donde vimos como nuestras vidas cambiaban para siempre en apenas un momento y cómo debemos adaptarnos, como humanos, a esa nueva normalidad, a ese mundo pospandemia.
La road movie de Federico Stahl
Federico Stahl era (y es) un virtuoso del piano obsesionado con las Variaciones Goldberg. Sin embargo, la maraña, esa pandemia que paró el mundo y lo condenó, hace de Federico un hombre frustrado, con una carrera interrumpida y maldito a interpretar un repertorio sin mérito, para todos los públicos, de pueblo en pueblo. Junto a él viaja su mánager, Ramírez, una promesa andante que parece nunca llegar a cumplirse. Un pianista entre provincias es una road movie que se mueve entre escenarios sin nombre donde Federico recorre el Valle, un contorno impreciso en el sur del continente americano, haciendo el dinero justo para vivir y seguir adelante. El viaje —más que el destino— por ese mundo devastado sirve para que conozcamos más sobre esa maraña, o más bien, es un viaje al interior del propio Federico, hacia su memoria y recuerdos, hacia un futuro que parece muerto y que solo vive de la nostalgia (y la esperanza) de lo que finalmente no fue.
Ilustración de Pinterest
La maraña que se lo come todo
La maraña, el ser orgánico de plástico y materia viva que consume y ha invadido Un pianista de provincias, es una especie de virus u hongo, un ente en expansión sin que la humanidad —desde que comenzó en 1998— pudiera hacer nada para detenerla. Sin petróleo, la maraña comenzó a manar de los yacimientos petrolíferos, convirtiéndose en una sustancia que devora e incorpora cualquier plástico, que se convierte en un fuerte tóxico y alucinógeno para quien entra en contacto con ella. No es natural ni artificial, no está viva ni muerta. Solo existe, se expande, y ha dado lugar a un territorio sin fronteras conocido como el Valle, que recuerda a la Zona de Stalker. Lugares que no paran de cambiar, atrapadas y habitantes del propio desastre. Sin embargo, Ramiro Sanchiz nunca es panfletario, ni adivinador del futuro, simplemente reflexiona sobre el estado moderno de nuestro mundo donde el cambio climático o la crisis de residuos está más allá de la realidad. Todo ello se presenta en Un pianista de provincias de forma más o menos lineal, con algunos flashbacks y conversaciones especulativas entre protagonistas, enmarañándose —valga la redundancia— entre unos y otros, creando ecos que tejen el fondo del mundo habitado y nos presentan un personaje triste, el más derrotado y nihilista de todos.
Habitando el apocalipsis
No soy un gran fan de las ucronías ni de las novelas apocalípticas, lo digo de antemano. Sin embargo, la escritura de Ramiro Sanchiz nos lleva un paso (largo) más allá, con un estilo que brilla durante los monólogos interiores de su protagonista o en las conversaciones donde ponen en tela de juicio las convenciones sobre la propia pandemia. También desborda, nuestro querido pianista, cierto lirismo melancólico, empañado por un futuro que no fue, por un pasado que quiso ser y un presente que no es nada de lo que esperaba. Es una especie de derrota general que vaga junto a Federico en su viaje entre provincias sin nombre, entre lugares donde la naturaleza se vuelve insólita y la catástrofe significa algo más que el evento histórico en sí mismo. Entre novela de ciencia ficción, road movie y reflexión de nuestro propio mundo, el viaje de Federico es una desoladora historia de madurez, de crecer a base de decepciones y de intentar sobrevivir, sea como sea, en un mundo que rechazó todo lo que pudo ser.
Hoia-Baciu Forest
El proyecto Stahl
Una de las cosas que más me sorprendieron cuando llegue a la última página del libro —aparte de estar impresionado por el cierre— fue leer una cosa que ponía: Proyecto Stahl. De repente, me entero de que Ramiro Sanchiz tiene una macronovela que narra las diversas alternativas en la historia personal de su protagonista, Federico Stahl, y este, Un pianista de provincias, no es más que una iteración más. Federico Stahl, como personaje, convive distintas narrativas de Ramiro Sanchiz: pueden ser novelas o nouvelles, o incluso pueden ser cuentos, pero que nunca es el mismo, siempre son vidas alternativas, distintos Federicos, distintas situaciones de vida y a su vez distintas historias. En definitiva, Federico puede ser un especialista en aviación militar de la Guerra Fría, un pianista virtuoso o una drag queen, que aparece en una serie de novelas y cuentos que pueden funcionar de manera independiente o como claves para ir armando las partes de este rompecabezas weird de (meta)ciencia ficción. Algunas de las novelas que forman parte de este proyecto incluyen: El orden del mundo, Las imitaciones, Ahab, La expansión del universo, Verde , o su relato Fractura, que pudimos leer en la antología El tercer mundo después del sol. Aunque la gran mayoría son difíciles de conseguir por aquí, pienso —como fan de estas movidas— lanzarme de lleno a por ello.
Otros enlaces de interés:Proyecto StahlRevista El diletante