Un piso en Palermo / Arq. Paula Herrero

Buenos Aires
Interiorismo
Paula Herrero

Un piso en Palermo, con vistas al boulevard Cerviño, entre las copas de los arboles.

Los clientes, una pareja joven, proyectando su primer casa juntos. ¨Queremos que este nuevo espacio sea nuestro bunker en la ciudad¨ dijeron en las primeras conversaciones que tuvimos.

El departamento requería de una intervención total, desde las instalaciones y la estética hasta el armado de un nuevo layout que albergara el estilo de vida cosmopolita, joven y urbano de sus nuevos moradores.

Un tema inspirador con los que nos encontramos en la primer visita al sitio: una enorme recepción en dos niveles al frente.

Luego de proponer un primer layout convirtiendo tres dormitorios en una gran suite con dormitorio de huéspedes aparte, dimos inicio a la tarea de limpiar la planta existente, para poder desarrollar un proyecto acabado. Desmontaje, demolición y limpieza. Recién allí nos abocamos a la tarea de proyectar el espacio con todas las posibilidades y potencialidades que quedaban a la vista.

El proyecto tenía como norte ser ese refugio en la ciudad, contemporáneo y urbano. Despojado y a la vez contenedor. Desde allí tomamos una decisión estratégica de proyecto: un piso de madera texturada de roble light brushed con poro abierto, que invitara a hacer contacto, a descalzarse, a sentarse en el suelo. Y la caja envolvente a su alrededor blanca y diáfana.

Así la piel interior contaba con ese contrapunto entre un material texturado de solado que invita a la vida y paredes níveas soporte de obras de arte, textiles y objetos, donde la paleta neutra predominó con toques de color.

El espacio generoso de recepción se compuso con un mural geométrico desarrollado en conjunto con la artista plástica Natalia Cachiarelli. Y esa obra disparó una serie de decisiones donde la repetición de líneas rectas fue constante. Así se diseñaron las bibliotecas con el predominio de la línea horizontal, las lámparas colgantes elegidas para el comedor Behive de Foscarini, las poltronas Acapulco para el balcón aterrazado y el banco V de Net en madera de petiribí.

La paleta neutra de textiles y maderas, siempre acompañada por elementos en blanco puro, sofisticado y jovial a la vez. Para el área de estar se incluyeron las mesas Eden de Tienda FCH en lustre Taupe con bases blancas, las poltronas Poul también de TfCH en similar paleta y un clásico de diseño moderno: las lounge chairs diseñadas por los Eames. También se incluyó como protagonista en el área de estar el sillón Vara XL de Voilá en mimbre natural y lino color arena.

El proyecto de iluminación acompaña la misma idea de refugio contemporáneo y urbano: algunas piezas puntuales de diseño, como la lámpara Bienvenida, o la lámpara Birdie de Foscarini, juegan el rol de objetos protagónicos, y luego atmósfera generada a partir de artefactos simples con luz halógena indirecta.

El comedor se proyectó como un rincón que cobije, en el área de altura interior mas acotada. Así la tabla de mesa y las sillas tapizadas vuelan sobre estructuras livianas metálicas color blanco (mesa picnic TfCH y sillas Sofía de Habito), y el espacio se ancla con el vajillero de Eugenio Aguirre en lino decapé y madera natural de petiribí.

La cocina neta y confortable a la vez: melamina Laricina para las áreas de guardado, y madera de guatambú natural para el desayunador y una estantería tipo almacén. Todo diseño y producción de nuestro estudio. La caja blanca con distintos escenarios posibles de iluminación, que albergase todas las situaciones vitales: desde recibir y cocinar para invitados hasta un clima mas íntimo para tomar un vino en la intimidad de la pareja al final del día.

El área de estar íntimo se equipó con dos poltronas Harlow de Habito con otra pieza de Eugenio Aguirre, la mesita Cabeza Chata en lino crudo laqueado. Y un textil de lana natural desarrollado por Tribalia: la alfombra Donna.

La nueva planta de arquitectura propuesta cuidó la depuración de todas las líneas, y la altura interior de las puertas fueron llevadas de piso a cielorraso. La suite principal tomó la superficie de dos de los dormitorios de la planta original, y parte del balcón aterrazado. Así se compuso una planta con una habitación principal con una sala de vestidor incorporada. Planteamos un juego de reflejos, ya que el volumen que separa vestidor de área de dormir fue concebido como una caja de espejo que desaparece y juega con la percepción. Para el área de dormir se proyectó un cabezal continuo de cama con mesas de luz incorporadas en roble natural rallado, y a los pies, invitando a la intimidad del lugar un textil de telar nativo, carpeta Chusi desarrollada por tejedoras del norte de nuestro país para Guayruro.

Las salas de baño: concebidas con un mínimo de revestimiento solo en las áreas de ducha, y luego paredes netas pintadas de blanco.

El guiño de color: en el toilette de dimensiones mínimas, las paredes fueron pintadas de color azul marroquí, y se mantuvo continuidad con el solado de madera texturada, y en su interior dos pequeños objetos verticales y escultóricos: un cilindro de acero inoxidable oficia de bacha, y un espejo de marco de madera de pino Brasil encerado solo apoyado en el piso.