La Corriente de Magallanes es un arco de gas de hidrógeno que abarca más de 100 grados en el cielo, justo detrás de las galaxias vecinas de la Vía Láctea, la Gran y Pequeña Nube de Magallanes. Nuestra galaxia, ha sido durante mucho tiempo considerada como la fuerza gravitacional dominante en la formación de la Corriente expulsando con su empuje gas de las nube. Pero ahora, una simulación por ordenador desarrollada por Gurtina Besla y su equipo del Centro Harvard-Smithsoniano para Astrofísica muestra, sin embargo, que la Corriente de Magallanes es en realidad el resultado de un encuentro entre galaxias enanas en vez de ser creada por efectos de la Vía Láctea.
“Los modelos tradicionales requieren que las dos Nubes de Magallanes completen una órbita alrededor de la Vía Láctea en menos de 2 mil millones de años para que la corriente tenga la forma que tiene”, dice Besla. Otros trabajos elaborados por Besla y sus colegas, así como las mediciones del telescopio Hubble llevadas a cabo por Nitya Kallivaylil, descartan una órbita, de ese calibre, lo que sugiere que las Nubes de Magallanes son recién llegadas y no hace demasiado tiempo eran galaxias satélite de la Vía Láctea.
Esto crea un problema: ¿Cómo puede la corriente haberse formado sin una órbita completa alrededor de la Vía Láctea?
Para solucionar este problema, Besla y su equipo crearon una simulación suponiendo que las nubes de Magallanes eran estables en el sistema recreado, en su primer paso por la Vía Láctea con el fin de mostrar cómo la corriente podría formarse sin depender de un encuentro cercano con nuestra galaxia.
El equipo postuló que la Corriente de Magallanes y el puente son similares a las estructuras de puentes y en la cola se ven galaxias interactuando y, sobre todo, formadose antes de que las Nubes de Magallanes fueran capturadas por la Vía Láctea.
“A pesar de que las nubes en realidad no chocaron entre sí, llegaron a estar tan cerca que la Gran Nube extrajó grandes cantidades de gas de hidrógeno fuera de la Pequeña Nube. Esta interacción de marea dio lugar al puente que vemos entre las nubes, así como la corriente. “, dice Besla. “Creemos que nuestro modelo muestra que las interacciones que forman las mareas de las galaxias enanas son un mecanismo lo suficientemente poderoso como para cambiar la forma de las galaxias enanas, sin necesidad de repetidas interacciones con una galaxia mayor como la Vía Láctea”.
Así que mientras la Vía Láctea no es el responsable de la expulsión de material e insuflarlo en la corriente, la gravedad de la Vía Láctea si que da forma a la órbita de las nubes y por lo tanto modela su apariencia.
“Podemos asegurar esto en base a las velocidades de línea de vista y la ubicación espacial de la cola observada en el ciclo actual”, dice el miembro del equipo responsable del estudio, Lars Hernquist.
El artículo que describe este trabajo ha sido aceptado para su publicación en Journal Letters of Astrophysical y está disponible en línea en el enlace: Simulations of the Magenllanic Stream in a First Infall Scenario.
Autor: Nancy Atkinson
Enlace original: Milky Way sidelined in galactic tuf of war